Durante años, hablar de sostenibilidad en el sector constructor fue casi sinónimo de costos extra no planeados, requisitos normativos o discursos lejanos a la realidad del negocio. Pero, en este 2025 vivimos una realidad muy diferente.
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Hoy, las empresas del sector inmobiliario que lideran el mercado no solo diseñan proyectos sostenibles, tienen la sostenibilidad en el centro de la estrategia corporativa y gracias a eso los rentabilizan. Y lo hacen porque entendieron que la sostenibilidad no es solo un deber, es una ventaja competitiva, un diferenciador que genera confianza, valor percibido y conexión emocional con los nuevos perfiles de comprador.
La sostenibilidad ya no es un lujo. Es el nuevo lujo. Y un lujo que las empresas no pueden dejar de entregar.
En países como Noruega, Dinamarca o incluso México, los compradores de vivienda están dispuestos a pagar entre un 5 % y un 15 % más por proyectos con certificaciones LEED, WELL o EDGE. ¿Por qué? La razón es que estos proyectos no solo prometen menor consumo de energía o agua. Prometen calidad de vida, bienestar, coherencia y futuro.
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Las decisiones de inversión están transformándose
Lo que antes era solo ubicación y acabados, hoy también es huella de carbono, materiales y compras responsables, conexión con el entorno, eficiencia energética y comunidades resilientes. Y los desarrolladores que lo entendieron a tiempo, lo están convirtiendo en una ventaja económica real.
¿Y por qué esto funciona? Porque la sostenibilidad bien hecha vende. Pero, sobre todo, conecta y convence.
La clave está en la coherencia: ser, parecer y actuar sostenible. No es solo poner paneles solares, reutilizar aguas lluvias o usar pinturas con bajas emisiones. Es tener una narrativa de marca clara, un propósito definido y decisiones que lo respalden en cada etapa: diseño, ejecución, comercialización y postventa.
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Es sostenibilidad, no solo marketing
No podemos confundir la comunicación de una estrategia de sostenibilidad con el marketing vacío. Hoy el mercado (y las personas) huelen el greenwashing a kilómetros. No basta con llenar las redes de hashtags como #EcoFriendly o #ConstrucciónSostenible si no hay un fondo real detrás.
Celebrar la diversidad es muy diferente a entender el valor de la inclusión dentro de las organizaciones y es fácil caer en el rainbowwashing, el inclusivity marketing o creer que estamos haciendo la diferencia cuando en realidad estamos haciendo purpose washing, predicando tener un propósito sin entender qué significa realmente ser una empresa con propósito. Eso solo erosiona la confianza, la reputación y el valor a largo plazo, hacerlo sin convicción, sin estrategia y sin impacto medible es más riesgoso que no hacerlo.
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¿Entonces, por dónde empezar?
- Define el por qué declarar la sostenibilidad como parte de la estrategia corporativa, ¿qué problema quieres resolver más allá del negocio?
- Alinea tu narrativa comercial con tu propósito ambiental y social.
- Invierte en estrategias que se puedan medir, mostrar y sostener en el tiempo.
- Comunica con verdad, con datos y con emoción.
- Reporta tus acciones para que tus grupos de interés conozcan de cerca lo que haces y cómo generas impacto positivo.
- Y, sobre todo: lidera con coherencia.
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Porque en un mundo que exige evolución, ser sostenible no es suficiente. Hay que ser creíble, rentable y auténtico.
Si eres parte de una empresa inmobiliaria o constructora que quiere construir más que metros cuadrados —quiere construir futuro—, es hora de revisar tu estrategia.