Mayo es muy importante para mí porque fue el mes en donde hace un año decidí de nuevo soltar. En esta ocasión un puesto ejecutivo para un software factory inglesa, con toda la estabilidad salarial que eso conlleva, para dedicarme a construir lo que en ese entonces eran los primeros pasos de visible.
(Digo de nuevo porque hace 12 años solté, en otros tiempos y contextos, un trabajo corporativo en Coca-Cola FEMSA para fundar Alcagüete).
Este primer aniversario de visible. me ha puesto a reflexionar sobre lo que cada vez siento más como una verdad fundamental: para que nuevas oportunidades puedan florecer, primero debemos crearles el espacio necesario. Debemos soltar lo que nos ata, aunque brinde seguridad momentánea, para permitir que la vida nos guíe hacia donde podemos brillar con mayor intensidad, no solo como profesionales, sino como seres humanos.
Y acá la clave es confiar. Confiar en que ese “dejar ir” abrirá los nuevos caminos que nos pongan en rumbo hacía a los aprendizajes, experiencias y oportunidades de ese “yo” que muchas veces soñamos, pero que no le creamos el espacio.
¿Da miedo? Por supuesto. En mi caso estaba renunciando a un puesto ejecutivo en una empresa estable, para aventurarme en un proyecto apenas incipiente, con algunos clientes y una facturación que era apenas una fracción comparada a mis ingresos del momento.
¿Genera incomodidad? ¡Mucha! Reacomodar finanzas de la casa, replantear prioridades, trabajar el doble de horas… Para quienes han estado, o están aquí, me entenderán cuando digo que es todo un desafío.
Pero a pesar de los temores y dificultades, me siento pleno, realizado. Volvería a tomar esta decisión una y otra vez sin dudarlo. Soltar esa “estabilidad” me abrió el espacio para crear, utilizar mi experiencia y talentos (algunos desconocidos) para servir e impactar positivamente a otros a través de una plataforma que cada vez genera más abundancia para quienes formamos parte de ella: socios, colaboradores, proveedores, aliados, usuarios, clientes, audiencias…
Pero más allá de mi experiencia, permítanme expandir este mensaje, porque en la vida no soltamos solo para emprender nuevos proyectos empresariales. Soltamos para crecer como personas, para dar cabida a nuevas relaciones, proyectos, experiencias y lecciones que engrandezcan nuestras almas y nos permitan vivir con mayor plenitud, felicidad y propósito. Porque al final, nuestra estadía en este plano es pasajera. Tiene caducidad. Por eso prefiero tomar riesgos que me hagan vivir, en lugar de esperar al momento “correcto” que suele nunca llegar.
Este mayo se cumplió un año desde que dí el “salto” nuevamente. Pero la verdad es que cada día tenemos la oportunidad de soltar lo que ya no nos nutre, lo que nos ancla en la zona de comodidad, para crear el espacio que nos permita vivir con mayor libertad e intensidad.
“Solo tenemos una vida, un breve suspiro entre dos eternidades. ¿Por qué gastarla en trivialidades?”,
Stephen Covey.