En 1929, escribía Fernando González en Viaje a Pie, su libro más célebre, la siguiente irónica descripción sobre el carácter de sus paisanos antioqueños:
“Entonces vimos claro el significado del hombre gordo. Este es un producto del trópico (…) es el hombre exagerado; carece de lo que llamaban los clásicos y los moralistas antiguos el sentido de la medida. Son muy peligrosos; caen sobre los individuos y sobre los pueblos como una montaña aplastadora: dos hombres gordos idearon la Carretera al Mar, que ha sido nuestra ruina, y dos hombres gordos han gastado en eso diez millones. Toda nuestra vida de república ha sido vida de hombres gordos. Siempre hemos carecido de la delicadeza del animal de sangre. Ser un hombre flaco consiste en aceptar la idea o la sensación actual de un modo equilibrado, o sea, armonizándola con su complejo espiritual. A los antioqueños los domina un deseo o una idea y se desparraman”.
Por: David González
No debería sorprender a nadie la relevancia que 90 años más tarde conservan las palabras del escritor antioqueño, ya que la complicada relación de Medellín con estos Hombres Gordos ha sido la que en gran medida ha definido el rumbo de la región.
Las diferencias entre el desarrollo de Antioquia y el resto del país, atribuidas a las características particulares de su colonización tardía, su economía más dinámica y su alta inmigración, contribuyó a que, desde la época de González, se formara la imagen de los antioqueños como buenos trabajadores y gente de espíritu independiente, evidenciada en expresiones usadas para caracterizar a la población como “verracos” o “echados pa’ delante”.
La iniciativa de Hombres Gordos es la que ha permitido la creación de todos los proyectos y grandes empresas antioqueñas que han impulsado el desarrollo no solo de la región, sino de todo el país, creando para los antioqueños una merecida buena fama sobre sus capacidades y atrevimiento a la hora de emprender.
Sin embargo, han sido también las ambiciones de Hombres Gordos las que han llevado a que Antioquia sea y haya sido un foco de la cultura de ilegalidad que hay en el país, con muchos ejemplos que no vale la pena volver a nombrar. El “culto al avispado” ha creado estructuras que han sabido hacerles mucho daño a los habitantes del departamento.
A pesar de todo, que Medellín haya sido designada como sede de uno de los nuevos centros para el desarrollo de la Cuarta Revolución Industrial que lidera el Foro Económico Mundial es un reconocimiento a los aspectos positivos de nuestra cultura antioqueña sobre los males que, lamentablemente, también esta ha podido traer.
Por esto, este proyecto que se le ha asignado a Medellín es una oportunidad para que nuestra historia en el siglo XXI empiece marcada por cosas positivas como ser un polo de desarrollo de estas nuevas industrias que prometen transformar la forma en la que vivimos. Ojalá los Hombres Gordos no desaprovechen la oportunidad.