El reto constante de las empresas por ser competitivas y sostenibles en el tiempo se vuelve más complejo con la velocidad de los cambios en el comportamiento de los consumidores, las tendencias de consumo y un entorno que es cada vez más difícil de predecir. En este contexto, es importante que las estrategias corporativas se adapten rápidamente; sin embargo, las organizaciones deben actuar e implementar estas estrategias en el menor tiempo posible.
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Aquí es donde juega un papel fundamental la sinergia, que se debe intencionar desde el inicio: cómo el propósito de las organizaciones debe ser la guía que posibilita la ejecución de las estrategias y actúa como un norte claro para la toma de decisiones y acciones de todos los miembros de la empresa.
Mucho se habla del propósito, y hay una gran sensación de vacío cuando los propósitos organizacionales no son auténticos, coherentes ni consistentes. El propósito debe ser comprendido a simple vista, sin siquiera conocerlo en detalle; debe vivirse a través de la cultura en todos los puntos de contacto con todos los stakeholders. Es crucial conectar el propósito con la estrategia, porque ambas emergen de las organizaciones y deben ser un motor para movilizar a los colaboradores, nunca algo ajeno a sus valores o motivaciones personales.
Un propósito organizacional que define claramente la razón de ser de una empresa más allá de la generación de beneficios económicos y que es compartido por todos los miembros de la organización permite que todos trabajen con un objetivo común y facilita la rápida adaptación e implementación de los cambios en la estrategia. Esto se da porque cuando las organizaciones tienen equipos alineados a su propósito de forma genuina, se sienten más comprometidos y motivados, lo que se traduce en un mejor desempeño y una mayor capacidad para enfrentar desafíos.
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En el desarrollo de diferentes ejercicios estratégicos, he identificado que para generar esta sinergia es esencial que las organizaciones tengan en cuenta lo siguiente:
- Definir un propósito superior sincero que conecte en todos los niveles con las creencias, valores y la razón de ser de la organización.
- Realizar procesos de selección donde los colaboradores tengan un propósito de vida alineado con el de la organización.
- Identificar el propósito de los colaboradores actuales y validar si existen conexiones profundas con el de la organización.
- Tomar decisiones ágiles guiadas por el propósito para adaptarse rápidamente a los cambios del entorno
- Ser coherentes y consistentes con el propósito, aún en situaciones de incertidumbre.
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El ecosistema empresarial necesita organizaciones más humanas, desde los colaboradores hasta los líderes somos responsables de encontrar esa conexión y alinear nuestras acciones diarias. Una empresa en la que los propósitos coinciden y se compartan, permiten un crecimiento económico rentable, gracias a la atracción y retención de talento humano de alto desempeño, lealtad de clientes y la rápida implementación de estrategias que les permitan adaptarse a entornos cambiantes.