La cultura y las artes son parte esencial de lo que hace y hará que El Poblado y Medellín continúen prosperando. El sector cultural, en su mayoría compuesto por organizaciones sin ánimo de lucro, es apoyado en gran medida por recursos públicos, justificados por los beneficios que aporta a la comunidad, bien conocidos, por cierto: estimula mentes, alimenta almas, nutre la infancia, enriquece nuestras vidas diarias y, sin duda, contribuye de forma significativa a la economía a través de empleos, del comercio ligado a las actividades culturales, de la construcción de una ciudad atractiva para la inversión y del turismo.
Cada día vemos por nuestras calles más extranjeros que no solo asisten a los espacios consolidados como referentes culturales –El Castillo o el Museo de Arte Moderno– sino que se interesan por la dinámica cultural local en todas sus expresiones. Así, la inversión en la cultura no es solo lo correcto, es lo inteligente y una de las formas económicamente responsables de vigorizar nuestra comuna.
Sin embargo, reconocer e identificar las bondades de la cultura no se traduce siempre en estrategias óptimas ni en realidades positivas. Una realidad es que en nuestra comuna las actividades culturales no son, infortunadamente, una prioridad, como tampoco lo son las discusiones sobre el tema, tanto en el ámbito privado como en el oficial. Somos poco consumidores de la oferta cultural y menos aún participamos en su planeación. El 22 de junio, por ejemplo, se realizó en el Mamm la socialización y entrega de resultados de la fase 2 del proyecto Memoria + Plan de Desarrollo Cultural de la comuna 14. En el conversatorio se analizó la importancia de fortalecer la convivencia, los consensos, los factores determinantes de la identidad, los referentes de memoria y la participación. Paradójicamente, los asistentes no sumaban 40 y, en su mayoría, eran los mismos líderes cívicos de los diferentes barrios de El Poblado que continuamente dan la pelea por estas y otras causas. Como bien lo expresaron ellos, nuestro territorio cuenta, de manera privilegiada, con profesionales, personas preparadas con títulos académicos y amplia experiencia para hacer de esta zona uno de los espacios mejor dotados, planeados y ejecutados de la ciudad en el aspecto cultural. Pero las buenas iniciativas con frecuencia se tropiezan en el camino con el desinterés de la comunidad.
Por otro lado, durante la fase 2 del citado proyecto se ejecutaron 110 millones de pesos, de los cuales 84 fueron priorizados por los habitantes de la comuna 14, a través del programa de Presupuesto Participativo. Apoyamos el estudio a profundidad del qué y el cómo de las inversiones y, por supuesto, la democratización en la selección de propuestas y asignación de recursos a través del PP. Lo que ponemos en duda es la idoneidad y la eficacia de las estrategias utilizadas para definir la inversión. Vemos con preocupación que con frecuencia se otorgan recursos cuantiosos a propuestas poco estructuradas que solo benefician a sus proponentes en el corto plazo, iniciativas mal sustentadas, con alcance y trascendencia poco claros. Así, estos mal llamados proyectos se convierten en gastos inicuos, o en simples muestras de actividades para la diversión. Si bien una buena oferta de entretenimiento es saludable e importante para la ciudad, esta no se puede confundir con una profunda y transformadora agenda cultural.
Creemos que es vital para El Poblado conceder más recursos y ampliar los presupuestos de proyectos que se han consolidado en el tiempo, con impacto medible, u otorgarlos a nuevas propuestas, pero sólidas, bien planteadas y sustentadas, en lugar de hacer destinaciones caprichosas e injustificadas de los dineros públicos.