¿Qué tendrán en común estos tres términos? Lo primero que hay que decir es que comparten algo fundamental: son motores de innovación y descubrimiento. Por un lado, la serendipia, esa palabra mágica significa descubrir algo inesperado, o la emoción de que te pasen cosas diferentes y llenas de sorpresa; también es esa sensación de descubrir algo que te llena de un inmenso placer.
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Por otro lado, en el emprendimiento y en la tecnología estamos todo el tiempo en creación y gestionando nuevas oportunidades que requieren creatividad, visión y perseverancia. Estos tres conceptos también tienen en común el factor sorpresa. En emprendimiento, muchos de los grandes avances y productos exitosos han surgido de situaciones espontáneas, o de la capacidad de los emprendedores para aprovechar circunstancias imprevistas. Ahora, cuando emprendemos, necesitamos también de miles de serendipias, por ejemplo, que lleguen personas clave en los momentos perfectos, o situaciones llenas de aprendizajes que representan nuevos proyectos, o personas mágicas que comienzan a confiar en ti y en tu idea de negocio.
Ahora, la tecnología se ha convertido en un habilitador esencial de esas serendipias; sin embargo, lo importante aquí no es la tecnología en sí misma, sino cómo, al fusionarse con nuestra creatividad y disposición, facilita la aparición de esos momentos mágicos que cambian el rumbo de un negocio. Las herramientas digitales, como las plataformas de colaboración online, las redes sociales y los avances en inteligencia artificial, por ejemplo, nos ofrecen oportunidades casi infinitas para conectar con personas y situaciones que no podríamos haber anticipado. No obstante, el verdadero valor de la serendipia sigue siendo esa chispa inesperada que nos toma por sorpresa, una sorpresa que la tecnología simplemente habilita, pero no controla.
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Imaginen que, por casualidad, un algoritmo de recomendación te conecta con un perfil o una idea que jamás habrías considerado. O que, en una videollamada, sin previo aviso, surge una conversación que lleva a tener un nuevo socio o inversor. Estas son “serendipias modernas”, facilitadas por la tecnología, pero siguen siendo tan misteriosas y maravillosas como siempre. La diferencia es que ahora tenemos la capacidad de estar más preparados para recibirlas.
Por otro lado, la inteligencia artificial puede analizar grandes volúmenes de datos y ayudar a descubrir patrones que podrían abrir nuevas puertas en momentos clave. Sin embargo, esa intuición de aprovechar una oportunidad, esa magia que se siente en el aire, sigue siendo un factor humano. En este sentido, la tecnología se convierte en un aliado poderoso que amplifica las posibilidades, pero la verdadera magia sigue siendo la serendipia: ese momento perfecto e impredecible que llega cuando menos lo esperas; esa chispa que no puede ser replicada por máquinas, pero que encuentra en las herramientas tecnológicas un campo fértil donde germinar.
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Quizás pensarás que momentos especiales que pasan en tu vida son una simple coincidencia, yo lo quiero llamar mágica serendipia; esa magia a menudo ocurre cuando estamos dispuestos a salir de la zona de confort, compartiendo la idea de que el éxito muchas veces radica en estar preparado para lo inesperado y tener la capacidad de adaptarse.
Así que, mientras navegamos el mundo digital, creamos nuestros emprendimientos y disfrutamos de las nuevas tecnologías, no olvidemos que, aunque estas nos dan el poder de conectar, crear y descubrir, la serendipia sigue siendo un fenómeno misterioso, mágico y profundamente humano que da vida a nuestros proyectos y sueños.
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