Hola, soy Julián Bedoya Castrillón. Me dicen solo “Castrillón”, para diferenciarme de un amigo y socio con el que comparto el resto del nombre. Conversar es de mis actividades favoritas. Además, soy un conversador entrenado. Una gran parte de mi trabajo consiste en escuchar y compartir ideas con los demás, así que cuando Vivir en El Poblado me invitó a escribir, que también es una forma de conversar, me sentí muy agradecido y acepté sin dudarlo. Espero compartirles textos acerca de la consciencia; historias, puntos de vista, ejemplos de personas y situaciones que nos ayuden a ver cómo la expansión de la consciencia genera bienestar.
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La palabra “conciencia”, escrita solo con la letra c, se usa en dos sentidos. Por un lado, el moral, como la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal. Por ejemplo, para nombrar el “cargo de conciencia” y, de otra parte, el sentido de percepción, la capacidad de entender la realidad, el contexto en el que estamos inmersos. La palabra “consciencia”, escrita con s y c, solamente se utiliza para hablar del segundo sentido, el de la percepción. En la conversación que les propongo la escribiré siempre así, “consciencia”, pues la he utilizado más, la conozco mejor y comprende un conjunto de prácticas que me han ayudado mucho a abordar las situaciones de la vida y a mantener mi salud mental.
El psicólogo Mihály Csíkszentmihályi dice en su libro, Fluir (Flow): una psicología de la felicidad, que “la función de la consciencia es representar la información sobre lo que está sucediendo dentro y fuera del organismo, de tal modo que podamos evaluarla y actuar en consecuencia”. Si la consciencia cumple esa función, entonces hablar de ejercitarla y expandirla es urgente, gran parte de las situaciones que nos restan bienestar todos los días se originan porque no disponemos de la información suficiente acerca del contexto y, por ende, no lo evaluamos asertivamente.
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¿Cuántas veces te han “sacado la piedra” con simples comentarios que luego, al conocer mejor la situación, no te parecieron tan graves? ¿Cuántas veces te has enfrentado a situaciones en las que, al inicio, solo viste las opciones extremas y, al entender mejor, te diste cuenta de que había otras opciones en el medio? Probablemente lo que te sucedió en esas situaciones fue que expandiste tu consciencia. Nos sucede todo el tiempo y no lo nombramos, pero sabemos que aprendimos, que tuvimos un “momento wow” y sentimos la paz que llega cuando comprendemos mejor. Si tuviera que definir el fenómeno diría que se trata de enfocar la atención para poder obtener información suficiente acerca de la realidad, analizarla, entenderla y cuestionarla, para luego tomar decisiones que generen bienestar.
La realidad también incluye a quien está tratando de comprenderla, al ser consciente también me doy cuenta de mi existencia, me pregunto por ella, por mi origen y por mi destino. Puede ser por eso que al mencionar la consciencia llegue al pensamiento alguna conexión con la espiritualidad. También los invitaré a que conversemos acerca del espíritu, no como algo sobrenatural o místico, sino como esa certeza de que lo que hacemos cada día tiene efectos en un sistema, un entramado que es más grande que nosotros mismos. En la psicología positiva le dicen “sensación de significado” y, cuando hablemos de ella les puede sonar a magia, pero estará bien, a una gota de agua también le suena a magia si le hablan del mar.