Por Saúl Álvarez Lara
Según el diccionario de la Real Academia “Curador” significa: que tiene cuidado de algo. En ese sentido, ser Curador de una Institución como el Museo de Arte Moderno de Medellín significa que quien ejerce el cargo tendrá cuidado del museo. Emiliano Valdés es un hombre joven nacido en Ciudad de Guatemala que ha recorrido medio mundo estudiando, aprendiendo el oficio de curador y ejerciéndolo en lugares tan distantes como Gwangju, una ciudad de Corea del Sur donde hizo parte del equipo de curadores de la Bienal de Arte Contemporáneo. Es posible que no sea muy preciso cuando digo que ser curador es un oficio. Conversando con Emiliano sobre sus estudios, su experiencia y sus viajes me parece que ser curador es más una manera de vivir.
Empezaré por el final, cuando le pregunté cuáles eran los objetivos que se había planteado como curador del Mamm y es posible que así podamos entender el por qué su trabajo tiene el significado de una manera de vivir. “Si pensamos el arte -dice Emiliano-, como una arena de experimentación los museos deberían promover las ideas que empujen a la sociedad hacia un mejor momento, hacia mayor igualdad, hacia una sociedad más justa, más sana, más feliz…” Más adelante dice: “… Es importante que el museo albergue algunas de las prácticas más actuales, no por el hecho de la novedad, sino porque un museo es el espacio para aquello que no necesita haber sido probado antes. El museo debe tener la capacidad de abrirse a lo desconocido…” Y de nuevo agrega: “… La investigación es esencial tanto sobre la colección como sobre otros temas. La curaduría debe ser un espacio donde se generan ideas y exposiciones, pero también publicaciones, textos, proyectos, y en ese sentido el museo debería recibir menos exposiciones itinerantes y producir más exposiciones propias que también puedan itinerar…” Experimentar, investigar, abrirse a lo desconocido, son parámetros esenciales del arte y la práctica del arte no es un trabajo, es una manera de vivir. Le pregunto entonces si el curador es un teórico del arte: “…El curador, me dice, se mueve entre la teoría y la vivencia del arte. Me parece que la función de un curador es soportar, ayudar, impulsar las prácticas artísticas. Me interesa la Historia del Arte en América Latina, y por eso me gusta estar en Medellín. El tema de lo geográfico, quizá porque me ha tocado moverme por distintos lugares del mundo, me atrae para entender qué papel ha jugado en el pensamiento, en la práctica artística…”
Emiliano Valdés
Emiliano Valdés estuvo en Medellín durante un mes entre octubre y noviembre de 2011 cuando su grupo Proyectos Ultravioleta fue invitado al MDE11 en un programa de intercambio de residencias de artista. “…Vivimos en Prado Centro y durante ese tiempo desarrollamos proyectos de exposiciones y de investigación…” Sin embargo Emiliano insiste en que no se siente artista, lo que me gusta es entender qué está pasando con el arte, y agrega que en ese proyecto, su función era la de curador. “Cuando empecé mi vida como curador hace doce años, después de hacer una maestría en Historia del Arte y Literatura hispanoamericana, la práctica curatorial apareció un poco empíricamente. Después de terminar mis estudios trabajé con la Municipalidad en Ciudad de Guatemala en un proyecto de recuperación del centro histórico, pero pronto vi que se trataba de algo más político que arquitectónico y me retiré. A la vez había comenzado una revista de cultura urbana, arte, arquitectura, diseño, gastronomía y estilo de vida; hacíamos perfiles de artistas, artículos sobre su producción y luego pasamos a un formato en el que invitamos a a los artistas a hacer obras con la revista o dentro de ella. Al final montamos una exposición con las obras que participaron en el proyecto. Me di cuenta de que las exposiciones eran un buen medio para comunicar una experiencia, una idea, un inquietud o una situación y me gustó. En ese momento la palabra curador era un poco ajena. Entonces una galería me contrata para curar las muestras que hace. Luego paso al Centro Cultural de España en Guatemala y de allí me mudo a Madrid a trabajar en el Museo Reina Sofía y a hacer la maestría en Historia del Arte y Literatura Hispanoamericana. Confirmo que la producción artística y sobre todo la producción de exposiciones me gusta. Me mudo a Madrid en el 2006 y esas dos situaciones: estudios y práctica curatorial se dan simultáneamente. Luego tengo la posibilidad de ser editor de una revista de arte contemporáneo en Londres, la revista quiere publicar en español y abre una oficina en Panamá. Como llevaba tanto tiempo lejos de Guatemala quería volver y regreso como curador del Centro Cultural de España en Ciudad de Guatemala. Luego vino la posibilidad de regresar a Londres para hacer la curaduría en la Bienal de Gwangju”.
Y así con palabras cortas y rápidas Emiliano me cuenta que un día llegó el correo de la Directora del Museo de Arte Moderno de Medellín invitándolo a participar en la convocatoria para Curador Jefe del Museo. La propuesta coincidió con su deseo permanente de no alejarse por mucho tiempo de América Latina. Pasó todos los parámetros propuestos para la elección del curador y aquí está. “… Empecé a llegar en octubre del año pasado. Vine dos semanas, me fui, volví tres semanas. Fue una especie de inducción, aclimatación, reconocimiento del terreno y el 15 de enero de este año me incorporé formalmente al día a día del Mamm…”
Terminamos con una frase que Emiliano dijo al comienzo de la conversación: “… Cuando vine en el 2011, al MDE11, me pareció que Medellín era una ciudad al borde de algo, como si algo estuviera a punto de suceder…”
Me gustó pensar que vivimos en una ciudad donde algo está a punto de suceder. Me gusta pensar que en el Mamm algo está a punto de suceder. Que muchas cosas van a suceder…