Carta desde el Aeropuerto Olaya Herrera

Desde el 8 de noviembre, SENSE 8 habita el Aeropuerto Olaya Herrera. Un símbolo del ritmo de la naturaleza, de la esencia que nos permite ser y estar vivos.

Hola, te escribo desde un aeropuerto. Aquí estoy adentrada en unas bóvedas; me siento como encapsulada en un reloj de arena, siendo ser sin tiempo, como el que te describí en aquella carta.

Carolina Daza
Por Carolina Daza / [email protected]

¿La recuerdas? En mayo de 2020 te escribí sobre el tiempo desde mi casa. En ese entonces te narraba que en el confinamiento me sentía como un ser sin tiempo, viviendo en un tiempo capaz de elevar lo mundano y transportarnos hacia lo esencial.
SENSE 8, el proyecto efímero e itinerante del que te he hablado, estaba planeado para el año 2020. Llegó la pandemia, nos encerraron, nació mi hija y la exploración del tiempo nunca se detuvo. Si nuestras mentes selectivas son capaces de recordar aquel confinamiento, los sapiens de este planeta nos vimos obligados a pausar el tic tac y entregar todo nuestro tiempo a la incertidumbre. Mi nuevo tic tac fueron los latidos de este nuevo corazón que llegó en medio de un planeta en crisis.


Llegó entonces el 2021, y la octava versión de SENSE fue tomando forma con una residencia artística de ocho meses co-creada con las talentosas Adelaida Mejía y Carolina Gaviria, además de muchas mujeres que entregaron su tiempo y atención al proceso. Honrando tiempos maternales, tiempos femeninos de susurros, de pausas.

Hoy, SENSE 8 ya habita el Aeropuerto Olaya Herrera -Bien de Interés Cultural de la Nación-. Abrió este lunes 8 de noviembre, a las 8pm, con la obra “El Tiempo del Silencio”. Por ser la octava versión, acostamos el ocho y lo pusimos a danzar en el infinito, símbolo de la ritmicidad de la naturaleza, de la esencia que nos permite ser y estar vivos. ¿Cómo entonces seguir jugando con este tiempo esencial a nivel colectivo?

Estos días que quedan seguiré inmersa entre estas bóvedas, la matriz de SENSE 8, que reverbera susurros de grandes revoluciones y nuevos imaginarios, para afrontar los retos planetarios que tenemos por delante. Ante esos retos surje la vida de mi hija, quien, coincidencialmente, justo este lunes 8, cumplió sus primeros 16 meses con los pies en esta tierra.

Como la propuesta de esta apertura implicó la reflexión sobre el tiempo del silencio, te pregunto: ¿será que silenciarnos más logrará llevarnos más cerca a lo esencial?

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