Carta desde El Puente de Guayaquil

Hola, te escribo desde el Puente de Guayaquil sobre el Río Medellín; es un antiguo puente peatonal aislado entre dos autopistas. Dos autopistas por donde transita la carga del país, fracturando el valle en dos, desgastando su médula y entorpeciendo su sistema nervioso.

El Puente de Guayaquil fue el primer puente de la ciudad construido en los años de 1850, momentos históricos en los que el liberalismo logró abolir la esclavitud en Colombia. La construcción de este puente buscaba conectar las dos orillas; hoy su imagen simbólica es más ideológica, conectar dos extremos, dos opuestos, las realidades espejo de nosotros en el Antropoceno, la era geológica en donde nuestros estilos de vida son capaces de desequilibrar los ritmos planetarios. Hoy, para mí, este puente representa nuestra invención del progreso construida en lo absurdo, un puente peatonal entre dos autopistas sobre un río canalizado y olvidado.

En el 2014 recuerdo mudarme a Medellín y ser invitada por Parques del Río a enseñar mi primera clase de yoga justo aquí, en el Puente de Guayaquil. Recuerdo llegar en metro y quedar sorprendida por su belleza. Eso sí, la contaminación auditiva y del aire hicieron de la clase todo un reto. 

Hoy, 9 años después, he cruzado el puente con mi familia, con mi hija Ágata de tres años, y estamos en medio de SENSE 10, la décima versión de este laboratorio de ciudad de artes expandidas y ecología que, desde el 2015, junto a muchas y muchos, logró sacar el arte de las galerías y museos para habitar espacios urbanos, como el Parque Ambiental La Frontera, el Aeropuerto Olaya Herrera en Guayabal, la Sede Central de Mattelsa en El Perpetuo Socorro, el Claustro de Comfama en el centro, entre otros nodos claves de la ciudad que se han transformado después de su paso.

Con SENSE le hemos hecho acupuntura sutil a la ciudad y hemos logrado ofrecerle a Medellín experiencias profundas, inesperadas, inspiradoras y transformadoras alrededor de la naturaleza que somos y que nos rodea.

En estos tiempos de SENSE nos hemos acercado al Río Medellín para suavizar su historia, escuchar sus verdades y develar la belleza que aún habita en él. Y así, por más dolorosa, vergonzosa y desagradable que sea el agua que lo atraviesa, su olor, su composición, los cuerpos de mujeres que han sido depositados allí por femicidios, esa agua sigue su camino hasta llegar al océano. Estas aguas que atraviesan nuestros cuerpos son las mismas que atraviesan la ciudad y que hacen parte del mismo cuerpo de agua que ha existido desde el inicio de vida en este planeta.

Todo este 2023 ha sido una exploración del río, una oda al agua. Estamos felices compartiendo el videoarte que recoge toda la residencia artística de SENSE 10 y una programación de 10 días de experiencias sensoriales alrededor de las ecologías del agua en nuestros cuerpos, en nuestros estilos de vida, en nuestras creencias y acciones en relación con nuestra ciudad.

Durante estos 10 días, que iniciaron el 1 de octubre y van hasta el próximo 10, las mujeres del río invitan a este valle fluvial a sentir, pensar y actuar como anfibios; seres terrenales, pero, sobre todo, más fluidos. Mientras la superluna me alumbra al escribirte esta carta, me sigo preguntando, ¿qué siente el Río Medellín, ¿qué nos refleja? ¿será que seremos capaces de afinar nuestro sentir, todos nuestros sentidos para escucharlo?

¿Qué fue primero, el río o la ciudad? El río vino antes; el río tiene más memoria de lo que somos, el río quizás alcance a mostrarnos cuáles son esos caminos nuevos que debemos transitar. ¡Gracias por acompañarnos en la última versión de SENSE! Toda la información sobre la programación en www.humanese.co/sensex

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