El pasado 7 de abril en el Auditorium Maximum del Colegio Alemán, la joven cantante egipcia Fatma Said interpretó, junto con la orquesta de la Academia Filarmónica, una gala lírica con fragmentos de diferentes obras vocales y operáticas. El concierto, abiertamente publicitado, permitió escuchar una voz altamente aclamada por la crítica internacional.
Nacida en 1991 y becada en la Scala de Milán, Said ganó el pasado enero el máximo premio de la octava versión del Veronica Dunne International Singing Competition. La proyección de su voz, la claridad de su modulación, la amplitud de su registro y su delicado histrionismo concuerdan con todas las características de una buena cantante. Su talento llegó a la ciudad en un momento inmejorable de su prometedora carrera, dejándonos gozar de un espectáculo de altísima categoría.
Aplaudimos la iniciativa de la Academia, que sigue cosechando éxitos en su intento por relacionar los jóvenes talentos locales con lo más granado de la actualidad musical internacional.
El 2 de abril se llevó a cabo la esperada presentación de la octava sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896). Infortunados hechos como el aplazamiento de su primera función, y las restricciones de movilidad convocadas por el estamento público para el día de su presentación, no restaron protagonismo al que fue sin duda el gran evento sinfónico del trimestre.
La obra, dirigida por la sesuda batuta de Francisco Rettig, volvió a sonar con una orquesta madura y bien dotada después de casi quince años sin incluirse en un programa nacional de conciertos del mismo director. Cabe destacar que Rettig, en su propósito de dar unidad a una pieza de tal envergadura, no se conformó con “reencauchar” repertorio ya puesto en escena, en cambio, se apoderó del podio medellinense para presentar la sinfonía en una versión aún más madura y bien reflexionada.
La sinfónica Eafit se presentó con el clarinetista Sebastián Plata el 31 de marzo, y de manera poco usual dentro de las presentaciones solistas de nuestra ciudad, sumó un cuarteto de guitarras, interpretando el Concierto Andaluz de Joaquín Rodrigo (1901-1999).
La función dejó muy en alto el nombre de Alejandro Valencia (líder del cuarteto) así como el de la escuela que representa como titular de la cátedra de la misma universidad. Los cuatro guitarristas destacaron entre la textura orquestal, además de su impecable ejecución, por una ajustada amplificación por micrófonos de los instrumentos.
La música no se quedó atrás para conmemorar los cuatrocientos años del deceso de Shakespeare y Cervantes. El ensamble vocal el Grilo, dirigido por Manuel Oviedo y el ensamble vocal/instrumental Ars Antiqva, dirigido por Jorge Alberto Gaviria, ofrecieron individualmente dos maravillosos recitales con música del renacimiento inglés y español.
Con el uso de instrumentos de época y la fidelidad de su interpretación, ambas presentaciones evocaron nostálgicamente los tiempos de El Globo y las ventas de la Mancha. Esperamos que sea posible capitalizar más apoyo institucional para ver con mayor regularidad agrupaciones tan bien cimentadas, y así no tener que esperar otro centenario para revivir el placer de escucharlas…
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