Gustavo Arango, columnista de Vivir en El Poblado, y su nueva novela Santa María del Diablo
Se dice que los escritores no escogen los temas de sus novelas sino que estos los persiguen a ellos. Eso fue lo que le sucedió a Gustavo Arango con la historia de Santa María de la Antigua del Darién, la primera ciudad fundada por los españoles en América. El primer guiño se lo hizo a través de las páginas de uno de los tomos de Urabá Heroico, de Ernesto Hernández B., cuando el periodista y escritor antioqueño trabajaba en el periódico El Universal, de Cartagena. “Cuando leí esa historia pensé que valía la pena afrontarla como una novela. Esa idea me estuvo dando vueltas y cada cierto tiempo me acordaba de eso”, recuerda Gustavo.
“Cuando leí esa historia pensé que valía la pena afrontarla como una novela”
Pero al igual que los flirteos, entre dar vueltas y concretarse hay mucho trecho, y Gustavo siguió escribiendo de otras cosas a la par con su trabajo como profesor de Literatura en la Universidad del Estado de Nueva York, en Oneonta. No obstante, una historia enamorada de un autor se trae sus mañas y hace dos años le salió de nuevo al paso en una librería en Bogotá. Como si se tratara de una casualidad más, los dos tomos de Urabá Heroico surgieron ante sus ojos y, como era apenas obvio, se reanudó el coqueteo inicial. “Cuando encontré los dos volúmenes me renació el entusiasmo, entonces pensé que ahora sí quería escribir esa novela”. Estaba otra vez cautivado por Santa María, por las asombrosas historias que rodearon este pueblo fundado en Urabá en 1510, entre ellas la de la peste de modorra que mató a más de 800 personas. “Sus habitantes se quedaban dormidos y no se despertaban a comer, se morían de hambre dormidos. Es la primera y la única vez que oigo hablar de una peste de modorra; es muy curioso que el primer pueblo español en América tenga esa peste, las connotaciones simbólicas de todo eso son tremendas”, dice.
Pero el asunto tampoco pasó a mayores. “Me quedé con ganas porque hay una cantidad de cosas interesantísimas en esa historia”. Gustavo se refiere entonces a la vida de Balboa; al descubrimiento del Mar del Sur “que cambió el panorama, lo comparaban con el descubrimiento de América”; a personajes como Pizarro, protagonista en Santa María; al cronista real Gonzalo Fernández de Oviedo, autor de la Historia General y Natural de las Indias; al conflicto entre Balboa y Pedrarias, el cruel general que dirigió la flota más grande que cruzó de España a América (1514), con veinte barcos y dos mil personas que a su llegada acabaron con todo y cuando ya no quedaban indios ni oro ni nada, Pedrarias decidió irse al sur a fundar a Panamá. “O sea –se emociona Gustavo– el fundador de Panamá es uno de los asesinos más grandes de la Conquista, pero lo más irónico es que Balboa y Pedrarias siendo enemigos se casaron: resulta que el obispo vio esa enemistad y le propuso a Balboa que le pidiera a Pedrarias la mano de su hija, pero ella estaba en España y la boda la hicieron Pedrarias y Balboa, un matrimonio por poder, los peores enemigos en un altar casándose, lo que poco sirvió pues muy pronto Pedrarias le hizo cortar la cabeza a Balboa…”.
Pero como aquellos amores en remojo que les gusta mantener a ciertos amantes, la novela no escrita de Santa María de la Antigua del Darién seguía haciendo fila, con la paciencia que dan los años. Sin embargo, después de esperar más de cinco siglos no parecía dispuesta a esperar mucho más, pues a mediados de este año lo abordó de frente y lo conminó a escribirla en menos de tres meses. El aventón ocurrió en julio, cuando Gustavo supo que Ediciones B estaba buscando novelas históricas colombianas. “Entonces dije que yo tenía una historia que estaba casi lista, que valía la pena que se escribiera y que me parecía muy extraño que nunca se hubiera escrito… Mandé el proyecto y lo aprobaron. Había dicho que lo iba a terminar para enero, me preguntaron que si podía tenerlo listo para noviembre y dije que sí”.
En su refugio en Oneonta, a 4.000 kilómetros del histórico poblado, empezó entonces una carrera contra el tiempo, dos meses y medio de jornadas de lectura y escritura de más de 16 horas diarias, en la que su paso por el periodismo fue fundamental. “Desde que trabajaba en El Universal soy consciente de que las fechas límite me sirven porque me obligan a esforzarme. Ahí sirve mucho la experiencia escribiendo en prensa porque uno debe tener textos bien hechos y en poco tiempo”.
Es así como desde este 5 de noviembre está en las librerías colombianas Santa María del Diablo, la sexta novela de Gustavo Arango y su libro número 21. Sobre ella dice el autor: “La historia de Santa María estaba sin contar. Es una novela que estaba sin escribir. Sí hay textos de historia que refieren eso, como el de Hernández, pero, por ejemplo, faltaba unir lo de Hernández (autor de Urabá Heroico), con lo de Oviedo (el cronista real), o unir otras fuentes, faltaba darle narrativa de novela”.
Según el autor, la importancia de Santa María del Diablo está en que es una reinterpretación de la Conquista, una mirada renovada de la llegada de los europeos a América. “Tenemos el problema de que nada más vivimos con la historia oficial, donde son más los silencios y las tergiversaciones. Es muy curioso porque mientras estaba escribiéndola me encontré un testimonio de García Márquez que me dio mucho ánimo. Alguna vez dijo que los escritores jóvenes tendrían que reescribir la historia colombiana, quitar esa historia acartonada y acomodada, meterse en los textos originales y tratar de interpretarlos otra vez”. De esa tarea, en opinión de Gustavo, surge esta narración reveladora. “Siempre nos estamos preguntando por qué los colombianos somos como somos, o por qué las personas de América son tan conflictivas, tan violentas, o por qué hay tanta corrupción; yo creo que la explicación se encuentra en la historia de este pueblo, están muy claros los personajes, las actitudes, el menosprecio por el pobre que en este caso sería el indio, el despojo, la mentira, las palabras bonitas pero los actos criminales, todo estaba ahí desde el principio”.