Visitantes del turístico paraje rionegrero de San Antonio de Pereira nos comentaron que poco queda del ambiente tranquilo y apacible que solía caracterizar a su parque, tan buscado otrora para un paseo familiar de domingo, en búsqueda de cualquiera de las delicias dulceras que tradicionalmente venden allí. “Es increíble el ruido que sale de negocios formales y de otros estacionarios, que están en el espacio público. La verdad es que provoca cada vez menos pegarse el viaje hasta allá. Una lástima. No hay quién controle ese desorden”.