Sabina, del Montemayor a la UFC

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Sabina es la primera colombiana que combate en la UFC el máximo organismo de artes marciales mixtas del mundo, va por su segunda pelea. En la primera cayó, pero se tiene fe.

Arriba del ring es agresiva, fuerte, contundente. Sus puños y patadas son potentes y temidos. En 2017, cuando aún estaba en la categoría LFA (Legacy Fighting Alliance), una etapa previa a la UFC (Ultimate Fighting Championship, el máximo nivel de las artes marciales mixtas en el mundo), uno de sus nocauts fue considerado entre los mejores del año, además fue designada la deportista revelación de esa temporada.

Cuando se baja del ring, que sucede muy poco, pues le dedica mucho tiempo a su carrera deportiva, Sabina es tranquila, muy familiar. La mayor parte del año permanece en Los Ángeles, Estados Unidos, donde se radicó hace tres años para darle impulso a su anhelo de estar entre los mejores de su disciplina.

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Dos o tres veces al año viene a Medellín y se instala en la casa de su familia en el sector de Las Palmas, en la vía al aeropuerto, para reconectarse con los suyos y con sus amigos más cercanos, entre ellos los excompañeros del Sagrado Corazón Montemayor, de donde se graduó en 2015, a quienes ve con frecuencia y no quiere descuidar.

Pero también le gusta dedicarse a tiempo a sí misma, al contacto con la naturaleza; por eso al volver sale poco de su hogar, y por supuesto mantiene bajo cuidado su forma física y se sigue preparando a pesar de estar lejos de su lugar de competencia.

 

Su llegada a la UFC

Sabina debutó en esta categoría en marzo pasado, tras cumplir sus etapas previas en la LFA, la SFC (Summit Fighting Championship) y luego en la CRF (Center Real Fights). En las tres mantuvo un invicto por dos años, que la puso en la mira de los expertos. Veían en su figura menuda (competía en las categorías menores a los 60 kilogramos) mucho potencial para destacarse en la UFC, a donde ningún colombiano, cualquiera que sea el género, ha llegado.

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El 30 de marzo peleó ante Maryna Moroz y cayó en tres rounds. Pese a la derrota, Sabina quedó contenta: “demostré el trabajo, siento que tengo mucho más que dar, estoy para más cosas”, y espera que el desquite llegue el 17 de agosto, frente a la estadounidense Shana Dobson.

Un trabajo que comenzó hace ya varios años en el centro de entrenamiento de Muay Thai, en la parte alta de Los Balsos, de donde emigró para Los Ángeles a formarse en Kings MMA, con el entrenador Rafael Cordeiro, quien ha sido su maestro en esta disciplina.

Con él y con su grupo de trabajo ha logrado una cohesión que a pesar de su rápido ascenso en las artes marciales mixtas, no se ha roto y por el contrario es su soporte para mantenerse en el máximo nivel. “Ellos me han ayudado a crecer en mi carrera, me han dado confianza y he evolucionado como peleadora y como persona”.

Estar en la UFC es otro cuento. En las categorías inferiores pelear era un acto de honor, pero también de persistencia. Hace dos años, cuando recién iniciaba su paso por EE.UU., el monto de premiación de las confrontaciones no superaba los 2.000 dólares, hoy ese botín es mucho mayor y además la exposición mediática se ha incrementado.

El estudio, un hobbie

Sabina también tiene tiempo para su preparación académica. Está estudiando biología en un instituto en Los Ángeles, en los primeros niveles.

Siente que su tiempo es corto y por ende la academia es un hobbie que le sirve para fortalecer su mente, a la cual le brinda mucha atención, al igual que la parte física y la técnica.

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Tras su primera pelea en la UFC la sorprendió ver la estructura organizativa que hay alrededor, el profesionalismo con el que realizan el montaje los organizadores y la manera como se preparan los peleadores.

Ese alto nivel es “como un fuego que me alimenta, que me inspira para pelear mejor”, y así promete que lo hará en su próxima lucha.

 

Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]

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