Dotada de una lucidez y una memoria infalible, Rosa Ángel o “Rose” -como la solía llamar su padre el legendario empresario antioqueño Alejandro Ángel Londoño- ha vivido casi un siglo de incontables viajes, experiencias y momentos memorables que aún hoy recuerda y relata con una elocuencia asombrosa. Trilingüe, experta en temas de decoración, alguna vez amante de la ganadería, esta neoyorquina de nacimiento sorprende a propios y extraños por su delicadeza, su amabilidad, su buen gusto y sentido del humor.
Después de vivir por varias décadas en Bogotá, desde hace dos años reside en Medellín, ciudad a la que se trasladó para estar más cerca de sus familiares, quienes consideran que gracias a ella se han fortalecido los lazos y las relaciones entre las distintas generaciones de la familia Ángel. Retratada en marzo de 2009 por Carlos Tobón.