Esta comuna tiene una alta diversidad de especies, varias de ellas nativas. Algunas son visibles y comunes: otras se mantienen ocultas y pasan desapercibidas
Los más de 70 kilómetros de quebradas que recorren El Poblado no solo la constituyen como la de mayor longitud de afluentes en la ciudad, sino también el hábitat de numerosas especies de animales silvestres que viven entre los edificios y al borde de las vías. Muchos fueron los primeros habitantes del sector, que han ido acoplándose a la llegada de construcciones, carros, ruido y luz provenientes de la actividad humana.
- (Lea Corren por El Poblado hasta el río)
De hecho, los habitantes de los barrios Las Lomas 1, Florida y Poblado Centro tienen como vecino al tití gris, una especie descubierta en Medellín en 1877 que habita en los árboles, se alimenta de frutos e insectos y vive en grupos de 4 a 6 individuos, como lo indica Aburrá Natural. “Es uno de los barrios que tiene más diversidad de fauna silvestre de Medellín”, dice Carlos Delgado, director de esta entidad.
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Estas imágenes fueron capturadas en El Poblado:
Ana María Castaño, presidente de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, enfatiza en que Medellín es la ciudad capital con más diversidad de aves en el planeta. “Es imposible pretender que la ciudad se vuelva un bosque”, dice Castaño. Ella analiza que ha habido cambios importantes en el entorno natural de El Poblado, pero acepta que aún hay lugares propicios para que habiten las aves y otros animales.
Castaño estima que en El Poblado se pueden encontrar de 250 a 300 especies de aves. “Eso es muchísimo”, menciona, “en Holanda solo hay 200 especies”. La variedad de las aves está representada por ejemplo en seis especies de colibríes, las cada vez más comunes guacamayas (de las cuales hay una población importante en estos barrios), loras, pericos, mucha variedad de tángaras, unas cuatro especies de pájaros carpinteros, un grupo de martinete común o garzas nocturnas que son vistas en la quebrada La Presidenta y otras especies más comunes como bichofués, mayos, azulejos y tórtolas.
La presidente afirma que hay aves que en el barrio llegan a las ventanas y cebaderos, como el cacique candela, una especie endémica amenazada, que son muy poco comunes y muy buscadas por los entusiastas de la ornitología. Es el caso de otro pájaro muy común en la zona, llamado la Tángara vitriolina, que tiene la cabeza roja y el cuerpo azulado.
Delgado explica que los animales se movilizan por los cauces de las quebradas y en los bosquecillos para obtener alimento y refugio. “Las especies más comunes son las diurnas y las aves, pero en las quebradas que no han sido intervenidas hay más diversidad”. Delgado enumera que El Poblado tiene posiblemente tres especies de roedores nativos, como el ratón mexicano, la rata de chusque y la rata de pradera. Por ejemplo, el ratón mexicano vive en los árboles, no supera los 10 gramos de peso como adulto, es nocturno y en las noches emite sonidos para comunicarse. Estas especies son difíciles de ver.
Dificultades y amenazas
Los tres profesionales coinciden en que las zona más urbanizadas de Medellín no han sido profundamente estudiadas recientemente, dada la dificultad para desplazarse en la propiedad privada y para ubicar las cámaras trampa con las que graban especies difíciles de ver en bosques del Valle de Aburrá.
Estas dificultades las comparten los biólogos y sus objetos de estudio. Los cerramientos, muros y vías son obstáculos para el desplazamiento de la fauna silvestre. Cada vez es más frecuente el atropellamiento y colisión con mamíferos y aves en Las Palmas, San Lucas y otras zonas de El Poblado, causado por las altas velocidades con las que se movilizan los vehículos y la apertura de nuevas vías en medio de zonas verdes. El ruido y la luz también afectan los hábitos de los animales: cambian su tiempo de sueño y sus costumbres comunicativas y les generan estrés fisiológico (como a los humanos), coinciden Castaño y Delgado.
Otra amenaza para las aves son los edificios con vidrios con efecto de espejo. En su vuelo, los pájaros no perciben el obstáculo y chocan, en general letalmente, contra las superficies. Castaño revela que muchas aves migratorias mueren de esta forma.
Los animales domésticos, en especial los gatos, también depredan fauna silvestre. Delgado menciona que la población creciente de felinos domésticos es proporcional a las muertes de pequeños mamíferos y aves.
Por último, el director de Aburrá Natural considera preocupante la venta libre de raticidas para el uso doméstico. El también coordinador ambiental de Urbam Eafit explica que este veneno es bioacumulable, es decir, se queda en el cuerpo de la rata o el animal que lo consume, lo que causa el envenenamiento de su depredador. Aburrá Natural ha encontrado búhos y gavilanes muertos por esta causa.
Por Laura Montoya Carvajal
- Apps para conocer y proteger la fauna silvestre:
- Imama: mamíferos silvestres del Valle de Aburrá.
- Tayra: aplicación para reportar atropellamientos y colisiones.