Además de separar los residuos, los hogares deberían esforzarse por limitar la cantidad de residuos que generan y exigir productos con empaques susceptibles de ser reutilizados.
Reciclar, y sus beneficios para el ambiente, será la primera de siete entregas en las cuales les estaré contando sobre las 7Rs del consumidor responsable. Pero antes, me gustaría aclararles que la correcta manera de nombrar lo que hacemos cuando clasificamos nuestros residuos es separar en la fuente, ya que reciclar es el proceso mediante el cual se transforman los materiales. Por ejemplo, cuando el plástico es transformado en pequeños pellets para ser nuevamente procesado.
La generación de desechos y su manejo es uno de los problemas más serios que tiene el mundo industrializado. Se estima que en los últimos cinco años se generaron nueve mil millones de residuos, de los cuales el 50% no será reciclado ni procesado para darle un segundo uso. Producimos tantos desechos, y a una velocidad tan alta, que la naturaleza no es capaz de reabsórberlos y su toxicidad pone en riesgo nuestra existencia en la Tierra. Además, el modelo de gestión de residuos que tenemos en nuestro país, o sea, los rellenos sanitarios, ocasiona grandes problemas ambientales, como la producción de lixiviados, de gases efecto invernadero, de enfermedades a las poblaciones cercanas, entre otras. Esto se agrava si se tiene en cuenta que el relleno sanitario La Pradera, el cual está ubicado en Don Matías y recibe los residuos de Medellín y de otros 24 municipios del departamento, puede llegar a su fin en pocos años.
Un aporte que podemos realizar desde los hogares para mitigar esta problemática es separar en la fuente nuestros residuos, porque así evitamos que materiales como el plástico, el metal, el vidrio y el papel, que tardarían muchos años en degradarse, terminen en el relleno. Además, como lo propuse en la columna anterior, la aplicación de este comportamiento no es una tarea complicada: es cuestión de solo unos minutos (los que cada uno necesite) para disponer el residuo en el recipiente correcto. Es posible que esto implique un cambio de hábito, porque anteriormente lo hacíamos de manera automática, pero créanme, vale la pena, no solo por el beneficio ambiental, sino también por el impacto positivo para los recicladores de la ciudad, ya que no solo les ayudamos en su tarea diaria de separar los residuos, sino que nos unimos con otras organizaciones que están formalizando su labor (entre ellas, Emvarias).
Desde julio del año pasado, Empresas Varias incluyó la actividad económica y ambiental de las empresas de reciclaje en el cobro de la tasa de aseo en la factura de servicios públicos, con lo cual ha fomentado que recicladores que están inscritos en algunas cooperativas de la ciudad, reciban un pago por el aprovechamiento de los residuos sólidos.
Ahora, separar en la fuente está muy bien y debemos seguir haciéndolo, pero, ¿será lo único que podemos aportar, sin introducir nuevas prácticas de reducción, reutilización, entre otras? Hay un aspecto negativo: al separar en la fuente, las familias sienten satisfacción porque consideran que están realizando una tarea que le aporta a la solución de la problemática ambiental; sin embargo, los conocedores coinciden en que, además de separar los residuos, las familias deberían esforzarse por limitar la cantidad de residuos que generan y exigirle a la industria productos con menos empaques o que estos sean susceptibles de ser reutilizados.
Y ustedes, ¿cómo separan en la fuente en sus hogares? ¿Qué dudas tienen del proceso?
María Claudia Mejía Gil es MSc. en Antropología social y candidata a doctora en Ciencias Sociales, gran conocedora de asuntos de consumo responsable y gestión de residuos.