¿Qué tienen que ver los Nobel de Economía con el Paseo La Playa de Medellín?

A primera vista, la relación entre los aclamados profesores Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, ganadores del Premio Nobel de Economía en 2024, y nuestro Paseo La Playa en Medellín puede parecer remota. Sin embargo, una mirada detallada a sus teorías y principales ideas nos ayuda a entender que en sus investigaciones y hallazgos puede encontrarse buena parte de la respuesta que necesitamos para revitalizar esta importante zona del centro de Medellín.

Entre sus aportes más relevantes, por los cuales fueron reconocidos con el Nobel, destacan sus estudios sobre la formación de instituciones y su impacto en la prosperidad de los países. Para estos académicos, una institución es un conjunto de reglas y formas de organización que regulan las dinámicas económicas, políticas y sociales de una comunidad y que, por ende, tienen un profundo impacto en su desarrollo.

En Por qué fracasan los países, Acemoglu y Robinson argumentan que las instituciones inclusivas, aquellas que permiten la participación y el acceso equitativo a oportunidades, son clave para el progreso. Estas instituciones requieren una amplia participación ciudadana en las decisiones de sus comunidades y en el acceso a los recursos económicos. En el caso del Paseo La Playa, su revitalización pasa por el fortalecimiento y la construcción de lazos comunitarios que permitan la gestión y apropiación del territorio. Esto es incluso más importante que la inversión en infraestructura física para embellecerlo, que aunque importante, sin cuidados, es una inversión pérdida. 

El Paseo La Playa, un lugar históricamente relevante en la vida de la ciudad, no es ajeno a problemáticas crónicas del centro de Medellín como el deterioro de la infraestructura, el descuido de los jardines y la iluminación, la inseguridad, la mala movilidad, la mala disposición de residuos, el comercio informal que invade el espacio público y la creciente presencia de habitantes de calle. Estos problemas afectan no solo a sus residentes permanentes, sino también a todos sus visitantes. ¿Cómo podríamos mejorarlo aplicando las enseñanzas de los premios Nobel?

La participación y el empoderamiento ciudadano son la base del cambio. Integrar a los actores del territorio bajo un propósito común que los convoque al trabajo comunitario es fundamental. Se deben consolidar mecanismos cívicos de gestión que permitan que las decisiones y acciones en el territorio sean co-construidas y accionadas por el sector público, el sector privado y la comunidad. Estas instituciones inclusivas garantizarían que los recursos y esfuerzos se apliquen donde realmente se necesitan y contribuirían a la sostenibilidad de cualquier inversión en el Paseo La Playa.

Asimismo, favorecer las inversiones privadas en pequeños comercios ligados a ofertas turísticas y culturales que partan de la vocación del territorio podría ser parte de la solución. Como dijo Jordi Borja, “la ciudad es la gente en la calle”, y en este caso, el Paseo La Playa somos todas las personas que lo habitan o visitan. Al fomentar la apropiación del espacio público, se fortalece el capital social y se aporta a la reducción de la inseguridad, al tiempo que se refuerza la confianza en las instituciones.

En este punto, vale la pena destacar que cuidar y revitalizar el centro de Medellín no es solo una idea romántica (aunque tiene mucho de ello), sino una necesidad estratégica. El déficit habitacional de la ciudad es uno de los más altos entre las capitales del país, y las laderas de Medellín no resisten un ladrillo más. El centro es la zona de expansión de vivienda mejor ubicada y conectada de la ciudad, y sin embargo, parece invisible a los ojos de ciudadanos e inversionistas.

Hacer del Paseo La Playa un corredor cultural, ambiental y turístico más seguro, sano e inclusivo es posible. Proyectos como La Serpiente, una plataforma de transformación urbana y cultural del centro impulsada por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y sus aliados, nos acerca a esa realidad. La revitalización del Paseo La Playa no es solo un fin en sí mismo, sino que constituye un laboratorio de innovación urbana para toda la ciudad, del que todos podemos aprender.

Retomando la pregunta inicial, desconozco si los profesores Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson ya han tenido el placer de caminar por el centro de Medellín. Si aún no lo han hecho, que esta sea una invitación a conocerlo de primera mano, y, por qué no, a sumarse a este emocionante sueño de revitalizarlo, cuadra por cuadra. Construir dinámicas e instituciones sostenibles que transformen el territorio y mejoren la calidad de vida de sus habitantes y visitantes es una tarea colectiva a la que son muy bienvenidos.

La revitalización del Paseo La Playa no es una intervención urbana más; es una oportunidad para demostrar cómo una ciudad puede construir instituciones locales inclusivas, generar desarrollo económico sostenible y fortalecer la cohesión social. Las ideas de Acemoglu, Johnson y Robinson nos recuerdan que el éxito de este tipo de transformaciones dependerá menos de la infraestructura en sí y más de la capacidad de los ciudadanos de Medellín para crear instituciones que fomenten la participación, la equidad y el bienestar compartido.

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