POR: Ángela Ma. González Duque
Tuve la oportunidad de escuchar al doctor Jorge Eslava, uno de los autores del texto Los abuelos están de regreso… en la crianza, y me quedé pensando en lo chévere que es tenerlos a ellos como compañeros en la formación de sus nietos.
Hoy los abuelos forman parte de muchas familias, porque acompañan y cuidan a sus nietos y son coequiperos en la transmisión de saberes, valores y experiencias.
Son además personas muy vitales y muchos de ellos continúan desempeñándose laboralmente. Por eso, su comportamiento, lenguaje y actitud es más moderna y comprensiva.
A ellos les encanta estar con sus nietos y ser partícipes de un proyecto amoroso en el que entregan su experiencia y como dicen los niños “hacen su mayor esfuerzo”, porque en muchos casos entregan su hogar para recibirlos, los acompañan al médico, comen juntos, hacen tareas, juegan con ellos y al final del día los entregan a los papás.
Esta compañía de los abuelos está determinada por las expectativas, los valores y los hábitos de los papás. Tal vez para algunos (papás y abuelos) no ha sido un ajuste fácil, pues abuelos y suegros por su experiencia querrán enseñar lo que ellos creen y cómo lo creen y es diferente a como piensan sus padres.
Tanto abuelos como papás deben aclarar los aspectos que para todos son importantes, así se logra una convivencia tranquila que permita vivir armónicamente en los dos hogares.
Es clave que los papás que entregan parte de la formación de sus hijos a sus padres, tengan la certeza que todo lo que ellos hacen son actos de amor y dedicación. Por eso es indispensable conversar las veces que sea necesario para que este acompañamiento sea tranquilo y muy alegre.