Sentidas lágrimas que con emoción ruedan agradecidas, sensitivas y conmovidas ante el sacro compromiso de este portador de sueños en sus flores.
Mi reverencia ante su inclinada espalda que estoica soporta el peso de su orgullosa tradición, fortaleza indomable que el cansancio no puede doblegar. Lleva con su preciosa silleta ese abundante sudor que lo acompaña y ante el cual sonríe satisfecho, orgulloso. No existe el cansancio, sabe que a cuestas carga el glorioso peso, herencia de sus mayores, herencia que se prolonga, herencia que sabe ser patrimonio sagrado de familia, de vereda, que amorosa se une para hacer posible la magia de este floral arco iris.
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Me resulta sobrecogedor apreciar las canas de los mayores empapadas de fortaleza, la edad aquí no importa, caminan las flores guiadas por los años que entre sus devenires, conjugaron en sus manos, en sus brazos y en todo su ser, la emotiva gallardía de portar lo heredado, su sudor imprime a sus canas el orgullo de saberse parte del mágico tapete que engalana su suelo, de ahí su grandiosa fortaleza.
Silletero: eres gloria nacional, eres héroe sembrando colores de esperanza para una ciudad que anhela tolerancia y feliz convivencia, eres el colorido sentimiento hecho patria, late tu corazón al unísono con la emoción que causas, cada pétalo de tu terruño es un trocito de alma antioqueña, que sencillamente, se rinde ante la grandeza de tu incansable y glorioso paso…
Por Eugenia Demolina