Por Ricardo Madrid
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El 16 de noviembre de 2016 los habitantes de Manila realizaron un plantón para pedirles a las autoridades mayor apoyo y compromiso con la seguridad y el vivir diario del barrio. Según ellos, “se está convirtiendo en un nuevo Lleras”.En la misma posición, Claudia Ramírez, edil de la JAL de El Poblado, expresa que “como barrio, en Manila teníamos una vocación netamente residencial, donde la mayoría de la población era de adultos mayores. Esto ha cambiado, se ha desarrollado hasta convertirse en un espacio comercial”.
Ramírez agrega que con esta transformación “todos los problemas del parque de El Poblado, el Lleras y Provenza están llegando a Manila” y esto se da porque, según ella, falta un control al turista extranjero por lo que hay muchos servicios de hotelería no regulados.
Así mismo piensa el concejal Jaime Mejía, del Centro Democrático, quien enfatiza que el Plan de Ordenamiento Territorial cambió esa zona de mixtura baja a mixtura alta, por lo que allí ya se evidencia un alto flujo comercial y de rumba, que no está siendo controlado por las autoridades.
“Aquí lo grave no es que existan espacios de comercio, porque por su ubicación era lógico que esto pasara; aquí lo más grave es que la Administración Municipal ha demostrado –como en el Lleras, el parque de El Poblado y Provenza– que no tiene capacidad alguna para controlar flagelos como la prostitución infantil o el consumo y la venta de estupefacientes, que son dos de los muchos peligros que están ligados al auge comercial”, asegura el concejal Mejía.
Claudia Ramírez asegura, además, que el cambio de vocación del barrio es peligroso porque todo se va a desbordar por la falta de control: el mal estacionamiento, la prostitución y la parahotelería. Desde hace dos años, cuando, según ella, comenzó a darse este cambio, han aumentado el número de hurtos en el sector, y esto tiene relación con el auge comercial y con la gran cantidad de extranjeros que allí habitan. “Si incentivamos el empleo y el comercio entonces también necesitamos control de las autoridades para que este continúe siendo un ambiente sano y familiar”, agrega la edil.
El temor mayor es que esta zona se convierta como Prado Centro, porque, según el concejal Mejía, “va camino a eso”.
Todo se desenvuelve en un barrio que, como condición especial, cuenta como vecino con la estación de Policía de El Poblado. Pero lo que podría ser garantía se queda solo en teoría. “Es imposible que la Policía se entere de la inseguridad en Manila ya que no hemos recibido denuncias formales de hurtos en la zona”, señaló el mayor Leonel Rogeles.
El comandante destacó, sin embargo, que a petición de los vecinos instaló hace algunas semanas una patrulla de puesto fijo de manera preventiva, para cooperar con la ciudadanía.