Este fenómeno se extiende a otros despachos. Basta revisar lo ocurrido en Fonvalmed, entidad responsable del proyecto de Valorización de El Poblado, que va costando más de 500 mil millones de pesos. Esa entidad, creada para operar como fondo financiero, por lo tanto adscrita a la secretaría de Hacienda, terminó administrando licitaciones de obras como el intercambio de la transversal Superior con la calle 10 o los deprimidos de Los González y Los Parra, labor que le correspondía a la secretaría de Infraestructura.
También se presentó en la obra que comunica Los Parra con Patio Bonito y Las Vegas, en el área del casino San Fernando. Fonvalmed, la Inspección 14B y Planeación se cruzaron cables en asuntos de obligaciones urbanísticas y lo que para unos despachos implicaba que Inversiones Euro entregara predio y obra, para el Inspector no había lugar a la restitución: “Ese predio nunca ha sido propiedad del municipio, es propiedad privada”. Resultado: entregaron, si se admite el término, media calzada.
Suele suceder además entre Infraestructura, Planeación, EPM y los contratistas: planos entregados a mala hora, planos incompletos, planos imprecisos.
O entre esos despachos no se conversan, o hay escalas de eficiencia, de oficinas y funcionarios que se desempeñan mejor que otros, o hay diferencias políticas entre funcionarios, que cortan el diálogo y dividen los intereses. O todas las anteriores. El hecho es que la gestión no ofrece el rendimiento esperado y, por el contrario, conduce a la ciudad y al contribuyente a extracostos, extratiempos y obras deficientes e incompletas.
El reto para el Alcalde y sus despachos es hablar el mismo lenguaje, establecer en estos tres años y medio un desempeño de institucionalidad y no de expresiones desconectadas. El costo de las obras públicas, además el costo de la credibilidad del Municipio y de mecanismo como la Valorización, así lo exigen.