Yo no saludo a los meses ni les digo que me “sorprendan”. Aunque respeto mucho a los que lo hacen, creo que uno mismo cumple una parte fundamental para hacer que las cosas pasen. Lo demás, el tiempo hará que fluyas como debe ser.
No podemos quedarnos esperando toda la vida a que “las cosas se den”, nosotros somos la ficha en ese “juego” llamado vida, y de cada uno depende en un gran porcentaje de lo que nos ocurre.
Debemos aprender a proyectarnos, a visualizar eso que realmente anhelamos con tantas ganas, la mente es tan poderosa que logra ponerte ahí, en ese lugar. Y así funciona también hacia el lado negativo, si nuestra postura es todo el tiempo de negativismo y “victimización”, pues eso será lo que recibiremos.
Esto puede sonar un poco fuerte, y tal vez cause algo de polémica, pero soy una fiel creyente de la filosofía de “somos lo que transmitimos”, y también, de la famosa frase de cajón que a veces puede sonar “cliché” pero que es más cierta de lo que ustedes se imaginan: “nos comportamos con la gente de la misma manera a como nos comportamos con nosotros mismos”.
¿No lo han notado? Hagan el ejercicio y observen, cuando estamos llenos de rencor, resentimiento, o incluso cuando tenemos un mal día, tenemos la tendencia a “desquitarnos” con todo el que tenemos a nuestro alrededor, e irónicamente lo hacemos con más frecuencia con esa persona que más queremos
¿Se han preguntado cuál es la razón? Probablemente nadie tiene la culpa de las batallas que estamos luchando, es nuestro proceso, y así como debe ser respetado por los demás, también debemos ser cuidadosos en no herir a alguien, porque nuestro inconveniente o dolor, no puede ser la justificación. Sin embargo, cuando estamos en “equilibrio”, contentos y llenos de vida, eso es lo que comunicamos: alegría, luz y paz.
Se vale tener un mal día y varios también. Se vale estar tristes, aburridos y sentir todo lo que queramos, hay que sacarlo, está claro, si no lo que hacemos es ahogarnos, pero nosotros somos los únicos que decidimos si nos quedamos anclados ahí o nos recuperamos y seguimos hacia adelante.
¿Qué eligen ustedes?. Yo por lo menos estoy aprendiendo a dejar atrás, a permitirme sentir pero sin quedarme ahí, porque si yo no le pongo actitud a mi vida, nadie se la pondrá por mí.
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No solo se sorprendan ustedes, háganlo también con los demás. ¿Hace cuánto no le dicen a alguien que lo quieren o lo admiran? ¡Sorprendamos!
A las personas que nos han hecho “daño” de alguna manera, dejémoslas, perdonemos y mandémosles mucho amor, porque aquí vuelve y se repite lo anterior: si están obstaculizando nuestro andar, es porque son ellas quienes no están bien, así que mandémosles amor y soltemos.
Les deseo un muy buen mes que apenas empieza, sigan luchando por sus sueños y proyectos, perdonen y perdónense, siéntanse orgullosos de ustedes mismos y díganle a alguien lo mucho que significa en sus vidas. Hagan eso que tal vez tienen pendiente por hacer, más serán las ganancias que las pérdidas al arriesgarse.
Vamos con toda porque esta crisis es una oportunidad y porque no es la pandemia la que determina nuestra evolución. Esto es algo del día a día, con o sin COVID-19.
Por: Laura Mejía