/ Juan Carlos Vélez Uribe
¿Qué está pasando con los jóvenes en Medellín? Es la pregunta que hoy nos hacemos después de recorrer la ciudad y tener la oportunidad de conocer las perspectivas de nuestros adolescentes.
¿Nuestros jóvenes hoy sí tendrán el futuro tan claro como todos lo avizoramos? Es necesario iniciar un anáalisis más profundo de la situación por la que ellos atraviesan en estos tiempos, pues vamos encontrando aspectos que nos generan varias preocupaciones.
Lo primero es indagar por qué mientras hemos logrado coberturas en educación primaria del orden del 107%, y de básica secundaria del 100%, en los grados décimo y once de educación media, estamos cerca del 56% de escolaridad. Igualmente, es importante conocer el motivo por el cual la deserción escolar supera los 10 mil estudiantes.
También preocupa el alto consumo de sustancias ilícitas entre los jóvenes de la ciudad, el cual se está dando desde los 14 años. Recientemente alguien me decía que las principales ‘ollas de vicio’ se encuentran cerca de los establecimientos educativos. ¿Será que los principales clientes de los jíbaros de Medellín son nuestros adolescentes?
Un mercado de la droga en la ciudad, calculado hoy en los dos billones de pesos al año, no solo está conduciendo a nuestros jóvenes a ser sus principales consumidores, sino que también los está convirtiendo en sus principales comercializadores. No en vano hoy existen en la ciudad casi trescientos combos delincuenciales de los cuales hacen parte alrededor de siete mil jóvenes, vinculados a diferentes expresiones del delito como el microtráfico, la extorsión y una nueva actividad ‘comercial’ en algunos barrios de la ciudad, que consiste en obligar a distribuir de manera exclusiva, los huevos, las arepas, la cerveza, entre otros. ¡Esta es una cifra aterradora!
Otra preocupación que nos aqueja es la situación de la salud mental de nuestros niños y jóvenes. Las cifras que arrojó el Primer Estudio Poblacional de la Salud Mental en Medellín, realizado por la Universidad CES con la colaboración de algunos profesores de la Universidad de Harvard, muestra una situación preocupante. Según esta investigación, el 13% de los jóvenes de Medellín ha hecho planes de suicidio, el 3.5% ha intentado suicidarse y se ha hecho daño, y una cuarta parte de las muertes de jóvenes en la ciudad ocurren por suicidio.
A esto sumémosle la gran desocupación que hay entre quienes buscan por primera vez empleo. Mientras el desempleo en la ciudad ronda el 10%, el de la población juvenil está por encima del 20%, sin contar con las limitadas posibilidades que estos tienen para ingresar a la educación tecnológica o universitaria. Desafortunadamente, muy pocos lo logran, sobre todo si hacen parte de los estratos socioeconómicos más bajos.
En conclusión, estos datos que acabo de relacionar nos muestran que la situación de los jóvenes de Medellín no es la mejor, que debe existir una política pública más comprometida en solucionar su problemática, la cual debe enfocarse en buscar más oportunidades para ellos, no solo en acceso al trabajo, sino a la educación superior.
Hay que trabajar más en la prevención del consumo de sustancias adictivas legales (tabaco y alcohol) como también de las ilegales. Además, se debe continuar con las estrategias orientadas a evitar el acceso de nuestros jóvenes a la delincuencia y, finalmente, ponerle mucha atención a los resultados del estudio sobre salud mental de la ciudad que son bastante preocupantes.
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