Si la gastronomía es su opción de vida, o si quiere estudiarla por pura afición, siempre hay que buscar un buen lugar para desarrollar estudios.
Cuando decidí estudiar cocina, hace ya casi 10 años, las opciones para matricularme eran pocas en la ciudad. Existían algunas instituciones que ofrecían la posibilidad de hacer una técnica en cocina y una que permitía hacer una carrera profesional. El panorama ha cambiado bastante y ya hay múltiples opciones para estudiar un programa tecnológico e, incluso, ya existen por lo menos cuatro centros de estudios que ofrecen la posibilidad de estudiar gastronomía como carrera profesional.
Lea: “Tenemos que conectarnos con nosotros mismos para así poder hacer algo diferente”, Óscar Pérez
El cocinero Álvaro Molina y Natalia Díaz, directora de la sede de la Escuela Mariano Moreno de Medellín, recomiendan muy bien revisar el objetivo de estudiar cocina. “La cocina es más un oficio que una profesión”, coinciden ambos. Natalia, por ejemplo, explica que hacer una carrera profesional puede ser contraproducente: “Te enseñan lo mismo, pero en una técnica puedes salir a trabajar mucho más rápido”. Por eso es importante entender con qué objetivo se quiere estudiar: las carreras profesionales pueden tener énfasis en temas como creatividad, investigación, antropología o negocios. “Hay que revisar muy bien cuál es el camino de formación y así tomar decisiones”, dice Molina.
Hay quienes, por ejemplo, eligen una carrera profesional pues su proyecto de vida incluye seguir estudiando. “Lo que muchos no saben es que en Europa existen programas de especialización a los que se puede acceder sin un título profesional”, explica Natalia Díaz.
Otra recomendación de Molina es la de elegir una técnica y, mejor, buscar complementar la formación en el extranjero: “Hay institutos que ofrecen cursos intensivos o de verano que le permiten a uno ampliar el conocimiento”. Y agrega, además, que una buena forma de aprender es viajando y trabajando en cocinas en otros países Para ello, el cocinero recomienda elegir escuelas con costos razonables, que permitan hacer un ahorro que se destine después a viajes y a estudios fuera del país.
Le puede interesar: Medio siglo en los fogones
El pénsum
Una vez elegida una técnica o una profesional, también hay que revisar el pénsum: qué conocimientos entregan. Una condición innegociable para ambos profesionales es una alta presencia de cocina colombiana: “Estamos en Colombia, los egresados trabajarán en Colombia, entonces deben saber de la gastronomía de nuestro país”.
Pero, también, es esencial que haya buenos fundamentos en cocina básica.
Instalaciones
Hay algunas instituciones que ofrecen la posibilidad de una clase de prueba; allí se pueden revisar temas como la calidad de los docentes, de las técnicas enseñadas, de las instalaciones y de los equipos. “Hay que ver cosas tan básicas como estufas y quemadores”, recomienda Molina; esto puede ser un indicador de cómo se hace el mantenimiento de las instalaciones. “En cuanto a equipos, hay que revisar que haya algunos de última generación”, dice Natalia, pues es sinónimo de que la institución está en evolución.
Respaldo
Finalmente, es bueno estudiar en lugares que tengan el respaldo de instituciones internacionales pues, por un lado, esto genera credibilidad y, por el otro, permite una movilidad académica mucho más fácil.