Uno de los pocos espacios con que cuenta El Poblado para hacer deporte al aire libre es la cancha del barrio Provenza, cerca al templo de la Divina Eucaristía. Sin embargo, este sitio, más que un lugar que evoque salud física y mental, es hoy foco de insalubridad. Los olores desagradables dan cuenta de la cantidad de residuos y escombros de todo tipo que se acumulan detrás de la cancha, hacia el borde la quebrada La Presidenta. Varios factores contribuyen a esta situación: de un lado, algunos indigentes utilizan esta área como dormitorio, baño y servicio sanitario; otras personas acuden allí para consumir licor y sustancias ilícitas, y dejan las botellas y las huellas de su rumba; pero, además, la quebrada arrastra en su cauce las basuras y escombros que le arrojan a lo largo de su trayecto, desde partes más altas de El Poblado.
Para Juan Sebastián Restrepo, propietario del bar Gunner, ubicado frente a la cancha, “la situación es terrible y por las lluvias está peor”. Cuenta que hace pocos días alguien le echó fuego a estos escombros y que los vecinos debieron llamar al 123. “Un día después seguía saliendo humo, con un olor horrible”, dice. Él y otros dueños de locales comerciales del sector están convocando a la parroquia y a los vecinos para “ponerse la mano en el corazón”, hacer una jornada de limpieza –toda vez que no han encontrado ninguna respuesta en las autoridades ambientales encargadas de velar por el mantenimiento de las quebradas– y tomar conciencia de la necesidad de manejar las basuras con responsabilidad. De todas maneras, la participación de las Empresas Varias de Medellín, encargada de la recolección y disposición final de las basuras en la ciudad, es imprescindible en cualquier acción de este tipo que se emprenda.