La planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) San Fernando es un ícono de la transformación ambiental del Valle de Aburrá y un referente nacional en la gestión sostenible de las aguas residuales, que cumple 25 años de operación continua.
Desde su inicio, en 2000, hasta 2025, en esta planta de EPM se han tratado 1.000 millones de m3 de aguas servidas de hogares, comercios e industrias, equivalentes al agua contenida en 100 represas de La Fe.
En la actualidad, con el crecimiento de la población, la planta San Fernando elimina cada día cerca de 150 toneladas de materia orgánica, evitando que lleguen al río Aburrá-Medellín para proteger los ecosistemas de la región.
Esta labor ha permitido que el río Medellín se convierta en eje articulador del Valle de Aburrá, con desarrollos urbanos, industriales y comerciales a su alrededor, además de un espacio para el deporte, el entretenimiento y la cultura, sede de grandes eventos de ciudad, como los alumbrados navideños de EPM o el tradicional Desfile de silleteros.
EPM con las plantas San Fernando (sur) y Aguas Claras (norte) logra tratar en la actualidad el 93 % de las aguas residuales generadas de los usuarios de la Empresa en el Valle de Aburrá. Esta cobertura ha sido decisiva en la recuperación de la calidad del agua del río Aburrá-Medellín, reflejada en un aumento sostenido de la concentración de oxígeno disuelto en 6.6 miligramos por litro (mg/l) en algunos sitios del río, indicador que se mide de uno a 10 y se considera un factor clave para el equilibrio ambiental.
Un referente en cuidado ambiental
Desde su entrada en operación, la planta San Fernando ha sido un pilar para la sostenibilidad del territorio, el cuidado del ambiente y la calidad de vida de los usuarios del servicio de alcantarillado en los municipios de Envigado, Itagüí, La Estrella y Sabaneta y la zona sur del distrito de Medellín.

Planta en constante evolución
San Fernando fue la primera planta de tratamiento secundario en Colombia. En 2020 fue modernizada y ampliada, con una inversión de $185 mil millones. Esta adecuación le permite usar su capacidad nominal de tratamiento de 1.800 litros de agua residual por segundo.
Con las obras de modernización la planta ha transitado de un sistema convencional a una biofábrica avanzada, con tecnologías como Bio-P y el sistema Bardenpho de cinco etapas, proceso biológico que consiste en la eliminación de nitrógeno y fósforo en aguas residuales y se caracteriza por la secuencia alternada de reactores anaeróbico y anóxico, aprovechando la actividad de los diferentes tipos de bacterias en cada etapa.

Como biofábrica, se destaca su proceso de aprovechamiento de los biosólidos para la recuperación de suelos degradados en Santa Rosa de Osos, Amagá, Girardota, entre otros municipios. De las 100 toneladas en promedio que produce al mes San Fernando, se estima que el 69 % de estas se disponen para este uso, el 30 % para compostaje y el 1 % para reforestación.
Otro de los elementos más relevantes de la planta San Fernando es el sistema de digestión anaerobia de lodos, que permite generar mensualmente 493 mil metros cúbicos de biogás. Este recurso se usa para autogenerar entre el 25 % y el 30 % de la energía eléctrica que requiere la planta, lo que representa un ahorro significativo y una operación con menor huella de carbono. En promedio, su demanda energética mensual asciende a 2.1 millones de kilovatios hora (kWh) de energía, de los cuales 460 mil son generados por la planta.
En términos energéticos, en este cuarto de siglo ha generado 140 millones de kWh de energía, equivalentes al consumo mensual de 560 mil viviendas.
Con la planta, la empresa ratifica su compromiso con la sostenibilidad y continúa trabajando por un ambiente sano y el desarrollo humano sostenible de los territorios en los que hace presencia, a través de la prestación de servicios públicos eficientes y de calidad e infraestructuras ambientales como la PTAR San Fernando, que hace parte de estos 70 años de historia de EPM.