No encontramos otra definición más apropiada para referirnos a los últimos acontecimientos protagonizados por la constructora Lérida CDO S.A y sus dueños, la familia de sangre y empresarial conformada por Álvaro Villegas Moreno y sus hijos (“mis aventajados alumnos en el manejo de mis empresas”, como lo señala el expresidente de la SAI en su libro Secretos de un líder, publicado en febrero de 2013).
Con la propuesta enviada con sus voceros a los propietarios de los apartamentos de las torres 1, 2, 3 y 4 de Space, queda en evidencia lo que ya se deducía del largo silencio indolente y las distintas estrategias utilizadas por estos empresarios, hoy sin rostro, como los jueces de otras épocas: el afán de dilatar las negociaciones y evitar a toda costa la implosión de esas estructuras fantasmagóricas en las que nadie quiere vivir, por razones obvias que, incluso, trascienden la gravedad de lo técnico.
Ya decíamos a principios del año que se nos hacían raros los intempestivos aplazamientos del cronograma y el súbito cambio de decisión de la Alcaldía con respecto a la demolición de las torres. Consideramos prudente recordar una vez más que en diciembre la Alcaldía había anunciado que la demolición de la torre 5 se haría a finales de diciembre o a principios de enero. Luego se justificó el aplazamiento para mediados de enero en que era mejor esperar el estudio preliminar de la Universidad de Los Andes: si este determinaba que las cinco torres estaban en riesgo, lo mejor era hacer la implosión de todas simultáneamente. Sin embargo, cuando la Universidad de Los Andes dijo que las cinco eran inhabitables, para sorpresa de muchos se siguió programando (y aplazando) solamente la implosión de la 5. Ya después vendría el recurso de reposición interpuesto por CDO ante la Inspección 14 A de El Poblado para evitar la demolición de las cuatro fases.
Aunque por fortuna la Alcaldía está hoy firme en que se debe demoler, ahora no nos queda ninguna duda de que las presiones para que el Municipio avale la supuesta rehabilitación de estas estructuras existían de tiempo atrás y no terminan.
Así lo demuestra la reciente condición que puso esta constructora a los propietarios afectados para comprarles sus apartamentos y liberarlos de una vez por todas del terrible error que cometieron al comprarlos. Si la Alcaldía no permite la supuesta ‘rehabilitación’ de las torres, los propietarios no recibirán su plata. Al menos así se desprende del “Modelo del Contrato de Transacción”, presentado por los voceros de Lérida CDO a los afectados. Uno de sus apartes, dice: “… La validez, efectos y vigencia de la presente transacción quedan sometidos a la condición suspensiva de que las fases 1 a 4 del conjunto residencial SPACE cuenten con la viabilidad de la rehabilitación conforme a los conceptos y estudios presentados por la EMPRESA ante la INSPECCIÓN 14 B (sic) DE POLICÍA y la ALCALDÍA DE MEDELLÍN y sea autorizada por las autoridades competentes. Si la presente condición no se ha dado cuando llegue la fecha del primer plazo aquí estipulado las fechas se desplazarán hasta tanto no (sic) se concrete la condición”.
La propuesta, además de indecente, nos parece infame con las familias ya agobiadas por la espera y el cansancio. Como lo dijo en forma enérgica y valiente el alcalde Aníbal Gaviria: “La cláusula es completamente inviable… Una cosa es la negociación que haga CDO con los propietarios y otra la decisión de la demolición que ha ordenado la Alcaldía de Medellín basada en los estudios de la Universidad de Los Andes”. Más claro no canta un gallo.