Preservando la tradición del pesebre

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El nacimiento de Jesús es la escena más recreada en Navidad, pero los pesebristas se las ingenian para compartir otros relatos y plasmarlos con diversas técnicas y materiales.

Por Claudia Arias Villegas / [email protected] 

Orfa Machado creció amando la Navidad y heredó la destreza de su padre Macario Machado Cossio, el maestro Machado, autodidacta que construyó, entre otras, las iglesias de Jardín, Antioquia, y de Supía, Caldas. Así como él hacía planos y construía a gran escala, sin ser ingeniero, ella construye escenas de Navidad a escala menor, sin haber hecho cursos.

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Orfa Machado
Orfa Machado inició este año la representación de los misterios gozosos.

Recuerda el concurso de la Gobernación que se ganó en los 90, al realizar un pesebre en un parque de Ituango, donde vivió largo tiempo con su esposo Heriberto Gallo y donde nacieron la mayoría de sus 11 hijos. Marina, una de ellas, cuenta que su mamá no solo tiene destreza con las manos –también pinta en distintas técnicas–, además es una líder nata: fue maestra, precandidata a la alcaldía de Ituango y dos veces condecorada en el municipio.

Hoy, a sus 85 años, la Navidad la recrea en su casa del barrio Simón Bolívar, donde siempre ha armado el pesebre tradicional y en esta ocasión empezó a cumplir el sueño de hacer cada misterio gozoso. “Siempre había querido hacerlos, pero no había tenido tiempo, y este año tomé la decisión, empecé en septiembre y alcancé a hacer tres: la anunciación, la visita a Santa Isabel y el nacimiento, la idea es hacer los otros dos el año entrante”.
Para su familia la Navidad empezó en forma el día de las velitas y el 16 tendrán la primera novena con todas las de la ley. “Esto lo hago por mi familia, para que conserve la tradición, que cuando yo me muera, los pesebres sigan; al final lo mejor es estar juntos y compartir”.

 

De Ráquira a la sala de Lucía

Son 19 años reuniendo pesebres, desde que murió su mamá María Inés Hoyos, y Lucía Ochoa –una de las fundadoras del jardín infantil La Arboleda– heredó los que aquella tenía, primeros de una colección de pesebres que hoy suma más de 400.

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Lucía Ochoa desbarató su sala para instalar este pesebre llegado de Ráquira, Boyacá.
Lucía Ochoa desbarató su sala para instalar este pesebre llegado de Ráquira, Boyacá.

Su hermana Sor Fabiola, hermana salesiana, es una de las que más ha contribuido a acrecentar el número, pues recibe muchos de regalo, que quedan en manos de Lucía; también los han comprado juntas, como el de madero de olivo que trajeron de Tierra Santa.

La tradición les viene desde niñas en su natal Santa Rosa de Osos, en tiempos en los que salían a conseguir musgo, y luego armaban el pesebre y el árbol en familia –papá, mamá y ocho hijos–. Hoy Lucía la perpetúa en su apartamento del barrio Provenza, en un ritual que le toma dos días. Lo disfruta como pocas cosas: “la Navidad trae luces, colores, alegría”.

Este año estrena un tesoro de la artesanía colombiana, un pesebre de arcilla con figuras de un metro, que adquirió en Ráquira, Boyacá. “Tocó desbaratar la sala y ponerla en el cuarto de huéspedes, así que si viene alguien no hay dónde alojarlo”; pero su huésped más importante de la temporada merecía un puesto de honor y Lucía está emocionada: “no sé cuál me gusta más de todos”, concluye.

 

Festival de Navidad en El Castillo

Hasta el 13 de enero estará abierto en el Museo El Castillo el Festival de Navidad, que por 34 años ha reunido el trabajo de artistas, artesanos y aficionados al pesebrismo. Este año son seis salas de exhibición y 170 creaciones, y como novedad una muestra de pesebres en gran formato, creados con un estilo renovado y una técnica depurada, con prioridad a la armonía de los conjuntos y al equilibrio en las escenas.
Informes en el 266 0900.

 

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