Con este cuadernillo sobre el barrio Prado (de la comuna 10, La Candelaria), el periódico Vivir en El Poblado continúa su recorrido por las diferentes comunas y corregimientos de Medellín, como parte de la celebración de sus 25 años.
Mediante crónicas escritas por periodistas literarios especialmente para Vivir en El Poblado, las cuales seguiremos publicando a lo largo de varias ediciones de 2015, buscamos acercar a nuestros lectores a otros sectores de Medellín, su historia y las transformaciones vividas.
Es solo un abrebocas, una motivación para seguir conociendo otras realidades y personas que nos circundan, pues somos conscientes de la imposibilidad de abarcar en un cuadernillo de ocho páginas el universo que es una comuna.
Prado es considerado bien patrimonial de la ciudad, sector de conservación urbanística y arquitectónica, con gran valor ambiental. Desde 2009 está incluido en el Plan Especial de Manejo y Protección del Patrimonio Inmueble de Medellín. Sin embargo, la realidad dista mucho de estas declaratorias y no hay políticas públicas que las sustenten, como lo afirma el investigador y arquitecto Luis Fernando González, director de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional. Las intervenciones han sido muy puntuales, varias de ellas por iniciativa privada, y prevalece el interés de muchos en dejar acabar lo que existe o demolerlo para volver a construir. De ahí que los proyectos planteados para recuperar y convertir a Prado en bulevar cultural, por ejemplo, no sean hoy más que documentos de archivo.
El otrora aristocrático Prado no ha sido ajeno a la transformación urbana y a los problemas asociados al desempleo, informalidad e inseguridad que se han acrecentado en las dos últimas décadas en la comuna 10 (La Candelaria), a la cual pertenece. Su inseguridad está ligada, en buena parte, a la disputa territorial de las bandas delincuenciales para afianzar negocios ilegales como el microtráfico de drogas. Al igual que sucede con otras zonas de la ciudad, sus límites oficiales, muy claros en los mapas, se desdibujan en la realidad y se funden con sectores históricamente más deprimidos, como Lovaina (comuna 4, Aranjuez). Así se evidencia en la crónica “Prado: una pieza fúnebre”, de la periodista Ana Cristina Restrepo, quien se sumerge y aborda una de las facetas que hoy caracterizan a Prado, como es la del uso que se les ha venido dando a muchas de sus viejas casas.
Esta investigación no busca estigmatizar un barrio. Por el contrario, pretende llamar la atención de las autoridades a fin de que establezcan políticas públicas serias y concreten acciones certeras para conservar ese bello Prado patrimonial, regular el funcionamiento de los inquilinatos y mejorar la situación social de la población.
Características
Prado es uno de los 17 barrios que componen la comuna 10 (La Candelaria), cuyo Indicador de Calidad de Vida a 2013, según el informe “Medellín Cómo Vamos”, fue de 87,59 % (por debajo de las comunas 14 (93,23 %); 11 (91,13 %); 12 (89,58 %), y 16 (88,49 %).
Uso preponderante: residencial.
Estrato predominante: 4.
Extensión: 62,37 hectáreas.
Manzanas: 71.
Predios: 1596 (aproximadamente).
Población: 10 mil personas (aprox.).
Límites
Prado limita con los barrios San Pedro (Lovaina) y Manrique Central, al norte; La Mansión – San Miguel y Los Ángeles, al Oriente; Villanueva y el Centro tradicional de la ciudad, al sur, y con Jesús Nazareno y el Hospital San Vicente de Paúl, al occidente.
Está enmarcado entre las calles 58 (Avenida Oriental) y la 65 (Jorge Robledo), y las carreras 51 (Bolívar) y 46 (San Martín).
Las quebradas El Ahorcado y La Loca atraviesan su territorio; fueron canalizadas entre 1915 y 1925 y varias vías pasan sobre ellas.