Los cuatro debates se sortearon con unanimidad, ¿por qué?
Porque tiene trabajo previo, con muchos actores. Se radicó el proyecto de ley hace un año, pero un año antes se iba construyendo. Por eso no contó con oposición y participaron instancias del gobierno como los ministerios del Interior y Medio Ambiente, además de la Policía Nacional. Fenalco tenía algunos reparos que fueron conciliados satisfactoriamente.
¿Qué le dice al ciudadano que sufre por el ruido?
Esta ley tiene tres aspectos claves para atender esos problemas de convivencia. Primero, aclara las responsabilidades frente a una queja, dependiendo de la fuente sonora. Segundo, tiene procesos sancionatorios más expeditos y fuertes, que preparamos con la Policía. Y tercero, los municipios de más de 100 mil habitantes deben tener un plan de gestión contra el ruido, con planes de acción efectivos y rápidos. Sabemos que Medellín lo tiene casi listo. Las herramientas están, la voluntad de los alcaldes se debe hacer sentir y los ciudadanos tienen cómo exigirla con esta ley.
¿Qué sigue para que se aplique?
Falta la conciliación con el texto del proyecto que salió aprobado de Cámara; eso va a ser sencillo; casi no se modificó la versión inicial. Ese texto pasará a sanción del presidente Petro, que creo puede tomar tres o cuatro meses y que tampoco debe tener problema, por lo de la activa participación del gobierno durante el proceso. Luego sigue el control constitucional y creemos que algunos temas requieren decretos reglamentarios por instancias nacionales. En síntesis, la ley empezaría a ser útil en unos cinco meses, más o menos. Lo que sigue es ayudarles a los municipios, hacer pedagogía con los alcaldes.