La pandemia y las restricciones que con ella se reglamentaron, dejaron al descubierto debilidades del ser humano, entre ellas, la adicción a las drogas.
Así lo afirma Willson Botero Gómez, experto proteccional en intervención psicológica en drogodependencias, quien analizó un estudio sobre el tema que realizó la Alcaldía de Medellín, resultados que se presentaron hace menos de un mes.
Según Botero Gómez, padres en estratos 4, 5 y 6 se dieron cuenta de que sus hijos son adictos; parejas descubrieron que su compañero/a se droga y todo porque han tenido que acudir a formas de consumo que los dejan en evidencia.
Explica el experto que “el consumo lo inician desde los 15 años con unas particularidades tremendas, como entregar sus cuerpos por sustancias, van a fiestas en que las que reciben droga a cambio de sexo”.
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Entre las sustancias que más consumen, detalla Botero, están 2CB (tucibi) “la droga de los ricos de Medellín”, como la denominan. Esta sustancia es conocida como cocaína rosada.
Su valor, reveló el estudio, es de $150.000 por 2.5 gramos. Según el experto, en una noche de rumba o de fiesta en una finca –lugar elegido en medio de la cuarentena-, cada persona consume entre 3 y 4 de estas dosis.
¿Y dónde están los padres? Botero asegura que esa es la expresión de libertad, “permitirles que sean ellos mismos y por ahí se les coló”.
¿Cómo pagan la droga? Explica el experto que “el adicto no mide el valor porque el precio como tal no lo están pagando ellos, tienen papás con niveles económicos altos y se inventan muchas historias para sacar dinero”.
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En julio pasado, la Universidad CES dio a conocer una publicación en la que investigadores de la Facultad de Medicina advierten sobre el incremento de consumo de sustancias como marihuana y cocaína durante los periodos de confinamiento en Colombia.
Según explica el coordinador de la Maestría en Drogodependencia de la Universidad CES, Guillermo Castaño Pérez, el confinamiento, el distanciamiento social, la pérdida de un empleo y la disminución en los ingresos, pueden ser factores que acentúen problemáticas como la soledad, la depresión, la incertidumbre y con ellas la ansiedad por el consumo.
No obstante, desde la institución educativa advierten sobre otros riesgos del consumo. Entre ellos, tener en cuenta el riesgo de compartir material de inyección que aumenta el riesgo de infección con virus transmitidos por la sangre, como el VIH y la hepatitis viral B y C, compartir equipos de inhalación, vapeo, tabaquismo o inyección contaminados con SARS-CoV-2 puede aumentar el riesgo de infección y jugar un papel en la propagación del virus”.
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Adicional a la problemática del consumo, indicó William Botero Gómez, “muchos ya saben cocinar, hacer la droga”. Según el experto, “van y compran la Ketamina y no se sabe en qué condiciones, ni cómo, la preparan en sus microondas”.
Al respecto, puntualizó Botero que “debemos proteger a la juventud, se están volviendo muy fáciles con el tema de las sustancias para evadirse de la realidad, se están ocultando en la libre personalidad y otros temas que no son ciertos”.