Por Sebastián Mejía R.
De origen israelí y egresado de la Julliard School of Music, realizó su debut musical en los Estados Unidos a unos escasos quince años, ratificando en el nuevo mundo el reconocimiento previo que de su talento realizaron músicos como Pablo Casals e Isaac Stern.A sus veintiún años, y mientras se abría paso entre el mundo musical norteamericano, recibiría una invitación que terminaría por posicionarlo como un intérprete de talla mundial.
En busca de una agrupación para realizar la apertura del Queen Elizabeth Hall de Londres, el pianista Daniel Baremboim, también de origen israelí, le invitó a conformar un quinteto junto con otros jóvenes músicos del momento (Jacqueline Du Pré, en el violonchelo, Zubin Mehta en el contrabajo, e Itzhak Perlman, en el violín), el cual pasaría a la historia como una de las más felices conjunciones instrumentales de la historia moderna de la música académica.
Tal fue el éxito de su actuación, realizada el 30 de agosto de 1969, que se produjo un documental auspiciado por la BBC, que relataba todos los pormenores del evento. Esta producción significó un hito fundamental en la comercialización y la difusión audiovisual actual de la música académica.
El encuentro, además de la fama mediática, significó el inicio de un largo camino de colaboraciones conjuntas. De ellas resultarían algunas de las versiones más autorizadas de obras de autores como Schubert y Beethoven. Sin embargo, la exitosa carrera de la agrupación fue trágicamente truncada por la precipitada muerte de Du Pré a causa de una esclerosis múltiple (enfermedad especialmente nociva para la práctica del ejercicio musical), evento a partir del cual cada uno comenzaría una carrera en solitario sustentada en una profunda amistad.
Entre algunos de los factores que respaldan la carrera del hoy director y profesor honorario de la Manhattan School of Music, se cuentan: poseer un violín fabricado por Guarnerius del Gésu en 1742, la realización de más de un centenar de grabaciones, (las cuales comprenden los conciertos más representativos escritos para el instrumento, desde Bach hasta Sibelius); ha sido acreedor a dos premios Grammy, así como de varios reconocimientos públicos y conmemoraciones estatales. Su extensa carrera (de más de cuarenta años de trayectoria) soporta porqué es reconocido por algunos como uno de los más destacados músicos vivos de la escena internacional.
Se ofrecerá, en su única presentación, un programa caracterizado por obras de autores del siglo XIX como Beethoven, Mendelssohn, Franck y de Falla, en las cuales es evidente el papel protagónico de su instrumento.
Paradójicamente, y como si el azar se confabulara con la historia musical de nuestro país, cuatro de los cinco músicos mencionados nos han visitado individualmente en diferentes momentos: Baremboim, en Medellín, en 1961 y en la capital, Perlman, en 2011, y Mehta, en 2013; el círculo se cierra hoy con la esperada visita de Zuckerman y sus amigos, constituyendo así nuevos hitos que marcan importantes precedentes en la difusión musical y en la gestión cultural académica del país.