Pecho o tetero
Adapatdo para Internet de la edición impresa (Edición 307)
Las madres que deciden amamantar a sus hijos pueden empezar a hacerlo tan pronto como el médico les entrega el niño. La leche propiamente dicha no saldrá hasta el segundo o tercer día, pero eso no es motivo para alarmarse. Lo que el bebé recibe es una substancia especial y de gran poder nutricional llamada calostro; no necesita más para quedar muy bien alimentado. En la medida que el bebé mama de los pezones de su madre, ese estímulo físico hace que el cuerpo de ella empiece a producir la leche. Esas primeras sesiones entre madre e hijo son de gran utilidad práctica para que ambos le cojan el ritmo a la lactancia.
Y sí, amamantar es un hecho normal y corriente en la naturaleza, por lo tanto, salvo problemas médicos especiales, todas las mujeres pueden hacerlo y todos los bebés pueden mamar sin problema; sin embargo, es aconsejable buscar la asistencia de un especialista o guía sobre la lactancia. Ella es una persona hábil y conocedora a fondo del tema y está en capacidad de ayudar a la madre y al bebé a superar cualquier dificultad que pudieran llegar a tener. Lo ideal es que desde antes que nazca el bebé hayan contactado a esta persona para que ella pueda acompañarles ese primer día (al principio hay que alimentar al bebé cada dos horas más o menos, sin interrupción en el día o en la noche).