Quienes conocen sus flores lo han comprobado: no importa el momento, recibirlas siempre causa alegría y mueve el corazón del destinatario. Algunos las han enviado para acompañar la pérdida de alguien querido. Otros lo han hecho para pedir disculpas o despedirse con agradecimiento de un trabajo.
En todos los casos, la respuesta es sincera y cercana, cuentan. Aunque la historia oficial de esta tienda de flores comenzó en el 2015, sus creadoras cuentan que el gusto por ellas les viene desde siempre: “Aprendimos de nuestras madres y abuelas el poder que tienen las flores para transformar la energía de cualquier lugar o persona. Por esto, en nuestras casas nunca faltan arreglos de flores del jardín”.
Flores para cualquier día
María del Carmen Londoño (Maika) fue quien dio vida a esta idea. A ella se unieron sus primas, Mercedes y Candelaria Ochoa. Y a ellas se sumó finalmente su amiga Nayiver (Nayi) Atehortua. Entre las cuatro reunieron varias profesiones y saberes: arquitectura, diseño de modas, floristería, economía, finanzas y administración de empresas. En total son un equipo de 12 personas que está convencido de “que las flores son el lenguaje universal que nos conecta”.
Todos los días comprueban que acertaron cuando pensaron en la posibilidad de crear una tienda que les permitiera hacer de las flores un elemento para todos los días. “Antes, veíamos que en Medellín no había una tienda de arreglos florales con estilos frescos y actuales. Queríamos opciones para regalar a la mamá, a una amiga, llevar a la casa. O incluso, para regalarse a uno mismo”.
Esta belleza fresca y sin mucho esfuerzo que promueven, son posible gracias al cultivo Flores de La Campiña, localizado en El Carmen de Viboral. A este se suman otros cultivos en Bogotá, Medellín y los hallazgos en plazas de mercado o sitios por los que pasan. Con su llegada al Alto de las Palmas esperan acompañar a muchos clientes que viven en esta zona y llevar, así, un poco de belleza y alegría a más lugares.