Paula Pérez, la fuerza de un testimonio

En Cuando seas mi madre, la periodista Paula Pérez transita un camino tan personal como colectivo. Al cambiar los papeles en nuestra cotidianidad hay rupturas y aprendizajes.

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En Cuando seas mi madre hay un sentido profundo de lo humano. Las páginas de este libro comenzaron a ser escritas en tiempo real, cuando la periodista colombiana Paula Pérez decidió contar su experiencia como cuidadora de su madre. 

Inició su escritura motivada por su amiga Zulma Sierra, también periodista. Al enfermar la mamá, en 2019, ella asumió su cuidado con alma protectora, en una situación que la desbordó. Sin estar preparada, sin nunca imaginar que se convertiría en la madre de su madre, esa mujer que la cuidó, “sin reparos ni horarios”, quiso entender ese proceso desde la palabra y comenzó a escribir brevemente, día tras día. Esas notas cotidianas, sinceras, fueron fuente original de esta obra presentada en marzo pasado en Otraparte, y en la que la autora conduce al lector a través de un recorrido intenso, honesto, que ahonda en la vida, la enfermedad y la muerte.

La idea de escribir el libro no fue un asunto estrictamente terapéutico. Paula lo asumió como un ejercicio literario, así lo explica ella, quien es consciente de cómo llevó a un escenario colectivo una historia tan íntima y personal. Exponerse ante los otros no fue fácil, sin embargo, la escritora dejó sus miedos para hacer una especie de catarsis, protegida por su esencia habitada por el arte. La literatura, afirma, nos permite encontrarnos con quienes no conocemos, dialogamos con el autor y, sin darnos cuenta, con los otros lectores.

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Fue, por tanto, una prueba creativa. Su actividad como reportera en El Colombiano, hace varios años, le sirvió para darle valor al enfrentar este texto escrito en primera persona y en tiempo presente. Y no solo le dio alas, también fue fundamental para hacer indagaciones en el campo médico, para comprender lo que estaba ocurriendo en el cuerpo de su madre enferma de párkinson y de cáncer. Búsqueda, indagación, rigor, deseo de narrar se unen en estas páginas que van más allá de la anécdota. 

Dio a luz un texto redondo, con muchos sentidos. Esta vivencia le permitió a la autora celebrar la vida y entender la muerte, como ella misma lo expresa en el libro, y no solo la partida de su madre, Amanda, sino también la de su hermano Pipe, quien murió en 2015 en un accidente. “Nombrar ayuda a tramitar”, dice, al advertir la importancia de la unión familiar cuando este tipo de situaciones extremas ocurren.

 Paula quería ser clara, contundente, precisa, siempre apoyada en el tejido literario y con el acompañamiento de las editoras Patricia Rosas-Godoy y Maricarmen Cervelli. No se trataba de escribir un diario ni de un desahogo. Se trataba de producir un texto de no ficción, testimonial, auténtico, con una estructura bien definida. Es una historia de familia, allí están sus padres, sus hermanos, su esposo, sus hijas, sus raíces, su tronco y sus ramas y los laberintos de la existencia. 

El libro muestra el proceso de Paula como cuidadora, sus preguntas, sus dudas y miedos. Conecta con personas en circunstancias parecidas y no solo con ellas, pues, finalmente, es sobre lo efímero, sobre ese delgado hilo que soporta la salud y que se tensa para dar paso a la enfermedad y a la ausencia definitiva. Primero, en ella, fue esa extrañeza de ver al ser que le dio la vida en indefensión y dependiente. Paula y su familia se convirtieron en aliento, a veces intenso, a veces insistente, con las comidas, con la medicina, con los paseos, con esa urgencia de invitar al otro a seguir viviendo. Luego, comprendió que era más importante acompañar, dejar ser. Y en ese proceso, después de convertirse en madre de su madre volvió a ser la hija que siempre fue. Se liberó y, al mismo tiempo, compartió de una manera serena los últimos días de la mamá, antes de ese instante de no retorno ocurrido en 2022. 

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Ha dado a conocer su libro en diferentes escenarios. Ha sido inspirador. Ha descubierto nuevos vuelos en sus palabras y se han dado conversaciones profundas sobre el duelo, la enfermedad, el cuidador, la pérdida, la escritura. Esa resonancia la estimula a continuar el camino de las letras.

“Esta es la historia de lo que yo viví. Mi papá, mi hermana, mi hermano, tendrán una visión distinta. En la memoria hay subjetividad, cada uno tiene sus propias percepciones. Fui fiel a los personajes y a lo que yo sabía de ellos. No hay ficción ni censura de las cosas como pasaron”, dice Paula, la madre de Lucía y Gabriela; la esposa, la hija, hermana, la escritora para quien la familia, los amigos, las personas con las que trabaja, significan mucho, como el ser gregario que es.En Cuando seas mi madre hay memoria, dolor, ausencia, renacimiento y esperanza. Hay crudas descripciones y momentos de reflexión sobre los límites, la fortaleza y la fragilidad del ser humano y de esa Paula, la autora, que comparte una realidad que le permitió madurar y descubrirse. “Una historia que cuento, con el ánimo de exorcizar los pesares…”, afirma en la introducción de esta, su primera novela.

Letras y comunidad

Paula Pérez González estudió Periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana. En El Colombiano cubrió temas relacionados con política, orden público, conflicto, comunidades. Luego, su carrera se perfiló hacia el desarrollo social y la sostenibilidad. Recientemente asumió la dirección de la Fundación del Club Campestre de Medellín.

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