Patio Bonito, San Juan, Torrelavega, Guadalajara y Santillana han sido nombres comunes en la historia de esta zona de la ciudad, antes destinada básicamente al recreo y al trabajo, y hoy a usos residenciales y comerciales.. Entre las dos épocas ha pasado más de un siglo, tiempo durante el cual se han presentado transformaciones que valorizaron, le dieron nuevos usos y generaron movilidad urbana en el sector.
Desde la segunda mitad del siglo anterior el tamaño de la Hacienda Patio Bonito se modificó año tras año gracias a los negocios que cerraron sus dueños con tierras de otras fincas. Cuentan que el crecimiento fue tal que la propiedad llegaba hasta el Río Medellín y lo que hoy es la Fábrica de Licores. Luego, otros dueños en tratos posteriores vendieron parte de esas mismas tierras para la construcción de viviendas, del Politécnico, el Inem y Eafit y para la apertura de la Avenida Las Vegas.
Pero la transformación de esas tierras y de su uso no se detuvo: a mediados de 1970 llegó el Éxito y en 1995 la estación del metro. Aún todavía, tras pequeñas transformaciones de las viviendas, los vecinos ven día a día la llegada de oficinas, entidades financieras, academias, guarderías y centros médicos.
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De haciendas a barrios
Una de las transformaciones que más marcaron al sector fue la construcción de la Urbanización Patio Bonito, ejecutada a partir de 1970 y reconocida como la primera urbanización privada de El Poblado. Ocho años antes doña María Jesús Arango de E., viuda del heredero de la Hacienda Patio Bonito, decidió dividir sus tierras en 199 lotes – a 70 pesos la vara- para la construcción de viviendas unifamiliares hasta de dos pisos, en un área útil de 111.675 metros cuadrados. A la finca Guadalajara, la de don Diego Uribe Echavarría, también le llegó la transformación con el establecimiento en sus tierras de las unidades residenciales El Futuro, El Remanso y Guadalajara. Algo más tarde en sectores vecinos se construyeron Las Vegas del Poblado, El Patio, El Aljibe, Torres Blancas 1 y 2, Suramericana Patio Bonito, Aries, Santillana, Lugano, El Limonar, Cañaveral, Guadalquivir y El Camino de Patio Bonito.
Presión
Según la investigación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, cuyo objetivo fue conocer la transformación que han sufrido los barrios de la ciudad a través de su desarrollo urbano arquitectónico, la apertura de establecimientos comerciales, la construcción de edificios en altura y de vías importantes, han sido presiones suficientes para que los vecinos de siempre hayan tenido que vender, pero también para que el barrio haya tenido una nueva densificación, con posibilidades de acceso para la población de estratos medios. Como conclusión, luego de describir el paso de sector rural a barrio de ciudad, el estudio afirma que a Patio Bonito le llegó la madurez, estado que no quiere decir decadencia, sino más bien transformación hacia nuevas formas de habitar la ciudad. Y eso, dice el estudio, se le debe en gran parte al trabajo de la comunidad.
La Hacienda Patio Bonito
Su historia se comenzó a contar en la segunda mitad del siglo pasado cuando en ella hubo pesebrera; horno para la quema de barro y la producción de ollas, vasijas y tejas; trapiche y siembra de caña y el paso del tren. Tiempos de don Nolasco Posada Arango y don Manuel José Escobar. También se recuerda a Abraham Escobar -hijo de don Manuel José y heredero de la hacienda- y a su esposa María Jesús Arango, quien también heredó y luego constituyó con sus hijos la Sociedad Urbanizadora Patio Bonito.
La última historia que se contó de la Hacienda Patio Bonito fue la demolición de la gran casa en 1980, la cual fue vendida a Suraméricana de Seguros y a la Urbanizadora Nacional para la posterior construcción de edificios de apartamentos en 1984.
De esta hacienda y de su patio de tierra amarilla, que causó la admiración de quienes pasaban por ahí, proviene el nombre del barrio.