Esta pastelería tiene historia. Es el resultado de tres mujeres que decidieron vivir su vida en la cocina, pero de otra manera. Creando una empresa que se llama Las Tres, y que es un hito entre la gente de El Poblado, sobre todo.
Si usted es de los que piensa que esa repostería exquisita que se llama Las Tres nació en Manila, está muy equivocado. El de Manila abrió a fines del 83, cuando Las Tres de Santa María de Los Ángeles, El Poblado, ya tenía 10 años de vida.
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Esta repostería fue una de las primeras que existieron en Medellín. Solo dos fueron anteriores, unas dos décadas: San Elena (1952) y Santa Clara (1954). Fue como estas mujeres, producto del ingenio femenino para crear empresa, aprovechando los conocimientos culinarios asociados a la vida doméstica, en una sociedad antioqueña que por aquellas épocas pretendía limitar la vida de la mujer a los hijos y a los cuidados del hogar.
Las Tres nació de manera informal, en 1973, en Santa María de los Ángeles frente al Parque de Las Vegas. Entonces, tres vecinas, súper-amigas y amas de casa montaron este negocio desde sus propias cocinas, para preparar y vender sus delicias, hechas de tradición familiar y complicidad. “Productos que se elaboraban en sus casas, que aún hoy se elaboran de manera artesanal, llevan los mejores ingredientes, que son el amor y el cuidado”. Quien cuenta esto es Juan Gabriel Rodríguez, representante legal de Las Tres, e hijo de una de ellas.
Las otras dos mujeres de este famoso trío, de las cuales solo una está viva, fueron Clara Inés De Bedout de Uribe, Dora de De Bedout y Lucía López de Rodríguez; Clarita, Dorita y Lucía, ¡Las tres!
En aquella primera época, el trabajo era duro, pero ellas se divertían cocinando, en un ambiente de trabajo en equipo y camaradería. El mismo que envolvía todo el barrio, porque aquello parecía una gran familia. Hasta el punto de que Juan Gabriel dice: “Yo tenía tres mamás”.
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Gracias al voz a voz entre familiares, amigos, costureros, empresarios, etc., los productos se fueron posicionaron rápidamente en el mercado. A pesar de que solo se atendían los encargos que los clientes venían a recoger. Productos que aún hoy se elaboran de manera artesanal, escogiendo siempre los mejores ingredientes, los principales, el amor y el cuidado en la elaboración de sus productos.
Cuando llegó la cuarentena por la pandemia, a Las Tres no la cogió desprevenida. “Vino cuando acabábamos de hacer un reorganización interna total, del área de domicilios y ventas por plataforma, de modo que no tuvimos que hacer cambios importantes”, cuenta Juan Gabriel.
“Además, con esta nueva realidad, la empresa se ha transformado enfocándose en los domicilios y en las ventas por plataforma. Este gran reto nos ha permitido sobrevivir y mantener tanto la calidad como la atención personalizada. A pesar de lo impersonal que tiende a ser este tipo de ventas, hemos logrado seguir trasmitiendo el mismo amor y cariño a los clientes”. Y cuenta con orgullo que los clientes, cuando le hablan de Las Tres, se ponen la mano en el corazón.
Más que milhojas
Una de las características de la Repostería Las Tres es la pasta hojaldrada, que es la base de sus famosas milhojas y pasteles. “Aquí entre nos… porque no se han dado cuenta del tiramisú”, dice Juan Gabriel. Las Tres es un sitio donde se puede desayunar, merendar, almorzar, cenar, mecatear y mucho más. Es cuestión de explorarla.
En resumen, tienen una carta de cerca 60 productos. Para desayunar, almorzar o cenar puede degustar una ensalada, una lasaña, huevos rancheros o sánduches. Ah, eso sí, no olvide el postre, que puede ser, por ejemplo, el de las tres leches.
Dentro de los planes a un futuro cercano, está seguir penetrando el mercado de las plataformas y abrir nuevos puntos de venta en el nuevo formato exprés.Hoy, Las Tres tiene tres puntos de ventas: El principal, donde está la planta de producción, que es el de Santa María de los Ángeles; el tradicional, que es el de Manila; y el más nuevo, en el barrio Laureles, donde se implementa un formato exprés. Cualquiera sea, constituye un hito en el corazón de muchos pobladeños.