En la Loma del Esmeraldal, en Envigado, existe el Parque Las Mariposas, un terreno que los vecinos ganaron después de oponerse al plan de una constructora de edificios.
Para descubrir este lugar al lado del camino, se necesita tener los sentidos despiertos y dejar la prisa. En el sector de El Esmeraldal, en Envigado, existe un lugar que es huerto – pradera – jardín – despensa. Ha sido sembrado por sus vecinos; literal. Mientras sostiene una pala con sus manos, Jorge Melguizo cuenta que en el 2012 comenzó la historia de esta tierra a donde llegan las mariposas por un poco de néctar de verbena en los días de sol.
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En ese año empezó el deseo de conservar un terreno baldío que una empresa constructora quería transformar en un edificio de apartamentos. El deseo de cuidar la tierra y evitar que una poca extensión de ella se convirtiera en otra construcción, lo llevó a unirse a los vecinos para luchar por el suelo, los retiros de quebradas y el poder de la naturaleza.
Juntos y sin miedo, los vecinos contrataron a un abogado experto en el tema, realizaron protestas hasta la alcaldía de Envigado y se organizaron en otras formas de activismo con el fin de lograr su propósito: conservar la tierra cercana y convertirla en lugar de siembra, reposo y reunión.
Luego de demandas y audiencias, y de sobreponerse al esfuerzo de varias empresas constructoras decididas a seguir con sus planes, la justicia dictó sentencia: este lugar no se convertiría en otra torre de apartamentos. Después de que la sala de ventas cerró sus puertas, en el segundo semestre del 2019, los vecinos le pidieron a la alcaldía de Envigado recoger escombros y limpiar, pero no lo hicieron; los funcionarios sembraron algunos árboles y un poco de jardín. La gente se encargó del resto.
En el último tiempo y a través de la Secretaría de Medio Ambiente, la alcaldía de Envigado ha estado presente, a través de riegos esporádicos y un poco de mantenimiento.
Reunirse entre flores y mariposas
En estos 1.800 metros de tierra donde es posible encontrar flores silvestres o plantas de países cercanos visitados, se encuentran los vecinos en momentos diversos del día, para conversar, sembrar o ver cómo los niños sostienen las crisálidas que Alberto Gonzalez (sobrino de Fernando Gonzalez) les regala, mientras enseña un poco sobre su proceso.
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Hasta aquí llega la gente a pasear sus perros, sembrar, recoger flores, conversar, probar el pan de la vecina o el vino que alguien trajo de un viaje. Para Esteban Arango, otro de los responsables del cuidado y existencia de este sitio, lo ocurrido aquí es un ejemplo de la “fuerza imparable de la comunidad”. Según él, este es un espacio que floreció en medio del encierro de la pandemia, y demuestra que “la vida ocurre en la calle y en ella pasan cosas buenas”.
Este experto en mariposas cuenta que la gente se siente relajada al llegar hasta aquí, un espacio sin presiones: “Cada uno siembra lo que quiera, donde le parezca, sin un orden específico”. Además de cuidar lo existente y traer nuevas especies, ahora se preparan para construir y decorar algunas bancas.
Desde Bello, Itagüí o La Estrella llegan personas para conocer este parque donde la gente puede tomar alguna planta o verdura, con la condición única de dejar suficiente para los demás. Jorge, Esteban, Edgar y Alberto coinciden en algo: “El parquecito Las Mariposas es un lugar para construir convivencia, para hacer barrio, para ser comunidad. Y para que niños y adultos entiendan el valor de lo natural, de lo ambiental, de lo cercano”.
Donde están los parques Las Mariposas y La Guayacana se iban a construir 3 torres de apartamentos; una ya estaba totalmente vendida cuando la justicia falló a favor de la comunidad. Con estas obras, iban a cubrir una quebrada.