Acabó el año pasado entre marchas, protestas, música, comida y para algunos, familia. Acabó 2019 en medio de varias coyunturas entre esas, el aumento del salario mínimo y se acaba un año más en el que el discurso sigue sin informar y ayuda a que el foco se centre en tal vez, lo menos importante: la cifra exacta y/o porcentaje que aumentará el ingreso mínimo mensual de cada persona.
Año Nuevo, costos nuevos y a mí me pasa como a muchos independientes, me toca comenzar a analizar esa base para medir cada uno de los gastos. Vengan, vamos a jugar a ser clase media -la que están diciendo se favorece-, vamos a hacer cuentas de a pie y no académicas o empresariales. Les auguro malestar y guayabo posterior. Juguemos al “son datos y hay que darlos”.
Para 2020 el salario mínimo aumentó $49.687. Eso se traduce en: $1.656 pesos al día. Con eso, billetera en mano podemos elegir entre:
- En muchos supermercados, una botella de agua cuesta entre 400 y 600 pesos más. Claro que puede ser más.
- Una botella de aceite de girasol de marca regular está entre $4.500 y $6.000
- 3 cebollas cabezonas.
- Un dúo pack de salchichas
- El aumento es solo $300 mayor al valor de una libra de sal regular.
- Le quedan faltando $800 pesos para una bolsa de frijol rojo.
- Dos pepinos, 3 zanahorias o 2 tomates
- Un rollo de papel higiénico.
- 1 granadilla.
- 1 ½ plátanos verdes.
- Consultar en una EPS le puede salir en $3.200 o más y mejor que no le manden exámenes.
- 1 botella de vinagre
- Nos quedan faltando mil para la bolsa de garbanzos.
- $400 para la libra de azúcar morena.
- No es el IVA en cualquier plan de celular.
- Sacar un juego de llaves, le puede costar el doble.
El Auxilio de transporte creció en $5.822 lo que de nuevo se traduce en: $194 al día.
- Dos tiquetes y medio de un bus tipo Comercial Hotelera o un Santra Belén implicaría gastarse el aumento completo del mes solo en un día.
- Garantizado, sin importar el carro o la moto, no es el valor en gasolina que cualquier persona se gasta de la casa al trabajo y del trabajo a la casa.
- Nos quedan faltando $2.200 para poder irnos en metro. Y no estamos contando el regreso.
- Ciertamente no alcanza para una hora o fracción en cualquier parqueadero.
- No es la mitad de una carrera mínima de taxi.
- Tampoco es siquiera el cobro previo que te hace Uber en una tarjeta.
- No es el costo de un día de transporte de un hijo al colegio.
La lista puede ser tan larga como ustedes se la imaginen. Siempre será tan corta como la manera en que esa única moneda de mil, esa única moneda de quinientos, esa única moneda de cien y esa única moneda de cincuenta que representan el aumento diario, sean utilizadas.
Insisto que el debate no es sobre el porcentaje o si el mínimo debería ser de tres millones de pesos. No sería solución a nada, con esa base nos grabarían todos los productos. La conversación es sobre realmente qué impacto tienen tantas discusiones de unos pocos sobre la vida diaria de la gente y lo mezquino que es salir a gritar a los cuatro vientos que este Gobierno ha hecho un aumento histórico del salario mínimo acompañado de pompas discursivas que omiten por completo que si bien la inflación es una cifra, la variación de los gastos gracias a la libre competencia de precios es la que en últimas, a todos nos crucifica.
Por: Juan Sebastián López