Gabriel Romero completa cinco meses sumando adeptos a este deporte en la loma del Chinguí, en Envigado. Argentinos y españoles son potencia en el mundo.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Gabriel tiene la meta de que, al finalizar 2019, alcance o supere los cien deportistas registrados en World Pádel, la academia que el español Fernando Orodea montó hace cinco meses en Envigado y en la cual él ejerce como director deportivo.
Hasta ahora mal no le va, para ser tan corto el tiempo de funcionamiento del sitio. Ha conseguido reunir a 60 padelistas de todos los niveles competitivos, en las categorías cuarta y libre, en una labor ardua de difusión y de preparación que le demanda casi quince horas diarias, los días en que está presente en el lugar.
La vida de Gabriel se divide cada mes en dos partes: una quincena en Envigado y la otra en Armenia, ciudad a la que llegó hace unos tres años desde Argentina, y en la que se dedicó a abrirle campo al pádel, el deporte que lo apasiona y al que le ha dedicado gran parte de su vida.
¿Pádel?
Es un deporte muy similar al tenis, pues se juega con raquetas (un poco más pequeñas), pelotas y en una cancha dividida en dos sectores por una malla. Incluso la puntuación es la misma.
Se diferencia en que la cancha está encerrada en unos vidrios y mallas en los que la pelota puede rebotar y mantenerse en juego -siempre que lo haga en el campo contrario-, y todos los partidos son por parejas (en tenis hay dobles y sencillos).
World Pádel abrió en enero de este año con una cancha reglamentaria, que en próximos días tendrá techo, otra más en construcción y dos más en planos.
La idea fue de Fernando Orodea, un empresario español aficionado a este deporte, quien montó toda la estructura en una casafinca en el Chinguí. Allí tiene, además de las canchas, vestuarios, baños, salón social, zonas húmedas y cabañas, todo pensando en convertirse en escenario de eventos nacionales y, por qué no, hasta internacionales.
Al inicio, cuenta Gabriel, los interesados fueron argentinos y españoles residentes en el Valle de Aburrá, pues en estos países el deporte es popular, pero además han llegado jugadores de otros países suramericanos con tradición (Paraguay, Brasil, Chile), que visitan la región por turismo o negocio y eligen practicar en su tiempo libre.
Pablo Pelliza, argentino que practica el pádel en esta sede, cuenta que se sorprendió al ver el nivel de los colombianos con los que interactuaba allí.
“Tuvo muy buena acogida para tan poca promoción que tiene el pádel en Colombia. Para nosotros en Argentina es normal, en cada barrio de Buenos Aires hay canchas; por eso pensé que encontraría un nivel bajo. Y todo lo contrario, se ha sumado gente que jugó tenis y tiene un muy buen nivel”, señala Pablo.
Tres ciudades y una pasión
El pádel se juega en la actualidad en tres ciudades: Armenia, Bogotá y Envigado. Por la poca cantidad de deportistas que lo practican, que a su vez hacen que no existan aún los clubes suficientes, no tiene una federación que vele por los intereses formativos y competitivos.
Eso le da aún más realce a la gestión que desempeña Gabriel, pues todo lo que han hecho en World Pádel ha sido con sus propios recursos, que provienen de las clases que dictan y de la venta de accesorios para la práctica.
Entre estas tres ciudades se han dividido la organización de los eventos nacionales, todo bajo la coordinación de Gabriel. “En total, son cerca de 200 jugadores y hay proyecciones para montar más canchas”, dice el argentino, quien espera que en un corto plazo puedan sumarse Cali y Pereira para consolidar un circuito nacional que le dé solidez a su proyecto.
Atraído por el juego del pádel
Mauricio Hincapié, contador público de 40 años, es un afiebrado por el pádel. Ha jugado en las canchas de La Estrella -pero que por ahora no está en servicio-, y en las de Envigado, de donde, dice, “no salimos”. Destaca del lugar lasa instalaciones cómodas, y del deporte la posibilidad de practicarlo con sus amigos, con quienes antes compartía campos de fútbol y de tenis.
Mauricio hace parte de los colombianos que se han sentido atraídos por el pádel y les han aprendido a los extranjeros que han querido compartir sus conocimientos con ellos.