Estados Unidos vive una crisis de salud por culpa de los opiáceos. En Colombia no hay evidencias de un mercado ilegal, pero hay que estar atentos.
En 2018 murieron 68.557 personas por consumo de opioides en Estados Unidos.
En Colombia, la cifra oficial es de dos muertes por la misma causa, pero se estima que hay centenares no reportadas. Para prevenir, el Sistema de Alertas Tempranas, SAT, lanzó un reporte con el fin de exponer el riesgo que representa el desvío y el uso no prescrito de estas sustancias, medicamentos y preparados.
El SAT lo integran la Policía, el Ministerio de Justicia y del Derecho, el Ministerio de Salud y Protección Social, la Fiscalía, Medicina Legal y Ciencias Forenses, el Fondo Nacional de Estupefacientes y la Universidad Nacional de Colombia.
Según explica Elizabeth Orrego, docente de medicina paliativa de la Universidad CES, los opiáceos son medicinas derivadas del opio, para el alivio del dolor y que generalmente se usan en traumas, cirugías, cáncer y otras condiciones de salud.
La doctora hace énfasis en que deben ser usados cuando el dolor va de moderado a severo.
Lo que preocupa en el mundo es el hecho de que, según el Reporte Mundial de Drogas 2019 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito – UNODC, 53 millones de personas consumieron opioides sin prescripción en 2017, de las cuales la mitad corresponde a sustancias como la morfina o la heroína.
Para Javier Cárdenas Ochoa, director de la Fundación Rehumanizar, especializada en el tratamiento y la recuperación de personas con problemas de adicciones, el tema es especialmente grave, pues se han dado casos en Estados Unidos en los que los mismos médicos venden fórmulas a los adictos a estos fármacos.
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“Está bien recetar un opioide como la morfina o la oxicona para dolores agudos, sin embargo, por sus características, una vez finalizado el tratamiento se puede esperar que el cerebro siga pidiendo este tipo de drogas para calmar el dolor en el futuro”, anota el doctor Cárdenas. Su uso inadecuado representa riesgos para la salud e incluso de muerte por paro respiratorio, complementa.
Opioides por cargamentos e incautados
“Aunque alrededor del planeta los opioides son usados con fines no médicos, en Colombia su uso está regulado”, explica la doctora Orrego.
De hecho, en el país estos medicamentos utilizados para el manejo del dolor son vigilados y controlados por el Ministerio de Salud y Protección Social a través del Fondo Nacional de Estupefacientes.
Aún así, no deja de ser preocupante que hayan sido incautados cargamentos de oxicodona y de fentanilo en Pereira y en Cali.
Este par de fármacos son los dos más relacionados con la epidemia de muertes por sobredosis que sufre Estados Unidos (cerca del 68 % en las que hubo sobredosis fueron causadas por opioides): la oxicodona es un analgésico opioide que se consume por vía oral y que ha sido el medicamento legal recetado por excelencia en los Estados Unidos para cualquier tipo de dolor.
Pero más grave aún, “el fentanilo es un poderoso opioide sintético, 50 veces más potente que la heroína o su análogo, el carfentanilo, que puede llegar a ser 10.000 veces más potente que la morfina”, escribe Julián Quintero, investigador de la Corporación ATS en el portal web Pacifista. “Sin embargo, cabe anotar que hoy no se tiene evidencia de la creación en Colombia de un mercado ilegal de este tipo de medicamentos o de sus derivados”, dice el Observatorio de Drogas Colombia (ODC).
En Colombia, el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas de 2013 señaló que el 1,07 % de las personas usaron algún analgésico opioide sin prescripción médica, al menos una vez en su vida. En 2018 se reportaron 338 intoxicaciones por medicamentos opioides en el país y dos muertes por la misma causa.
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Usos paliativos
La doctora Orrego hace claridades en que el consumo de opioides legales en Colombia está muy por debajo de la media mundial: 17.5 miligramos per cápita al año, versus 65 miligramos en el mundo. “Se replican políticas restrictivas que van contra la calidad de vida de los pacientes con dolores severos”.
La especialista explica que los opioides deben ser recetados cuando los pacientes reporten dolores que en una escala del 1 al 10 estén entre 7 y 10. “Se debe evaluar cada paciente, pues si hay cuadros de adicciones en el pasado, hay que revisar otras alternativas”, agrega.
Por ello, su recomendación es, sobre todo, el uso de estos fármacos en pacientes con cáncer y enfermedades terminales: “tenemos derecho a una muerte digna”. También hay que entender a cada persona, porque quienes sufran de ansiedad pueden tender a magnificar el dolor y otros, como explica Javier, pueden simplemente tener la necesidad de consumir la droga y querer que se las receten para cualquier dolor, por pequeño que sea.
“El goce efectivo del derecho a la salud incluye tener acceso a estos medicamentos en los casos en que las personas los requieren.
Su disponibilidad y acceso están relacionados con la dignidad de las personas, la compasión y la reducción del sufrimiento, por ello es un reto a nivel mundial hacer un uso racional de estos medicamentos, lo cual implica reducir el miedo al uso de opioides cuando se requieren y a la vez evitar el desvío con fines no médicos”, explica la alerta del SAT.
En esto está de acuerdo la doctora Orrego, quien finaliza puntualizando que la prevención es un trabajo de ética frente a los pacientes.
Es un esfuerzo que involucra entidades públicas, médicos y profesionales de la salud que participan en el proceso de prescripción, dispensación y administración de opioides, la industria farmacéutica fabricante e importadora de estos medicamentos, los dependientes de farmacias y los pacientes y sus cuidadores.
Por: Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]