Era el año 1994 cuando un seguidor del buen rosbif (carne asada en láminas finas) que había en Bogotá, se preguntó qué pasaría si lo creaba, en Medellín. La respuesta se convirtió en restaurante y así fue como nació una cadena llamada Only en la que además de esa carne preparada con delicadeza, las personas encontraron algunos de los clásicos de la comida rápida y tres platos especiales: el rosbif, por supuesto, la llamada Salsa Only y las papas rizadas. El lugar se volvió un éxito y se convirtió en sitio de parada obligada para estudiantes de colegio, universidad y familias. Sin embargo, el éxito se volvió abrumador y sus dueños, ante la cantidad de pedidos y jornadas que no terminaban, decidieron cerrar y llevar unos días más tranquilos. La quietud sucedió hasta la pandemia, año en que un cliente del pasado recordó el sánduche de rosbif que comía todas las semanas y empezó a buscar al creador del restaurante hasta encontrarlo. Cuando lo logró, le propuso abrirlo de nuevo. Y no descanso hasta lograrlo, a pesar de las negativas.
Nostalgia y momentos nuevos
Desde el momento de la apertura hace un par de meses, este restaurante se ha llenado de historias: clientes que regresan y cuentan cómo llegaban después del colegio para comer y aprovechar los descuentos que recibían con un carnet que existía en esos años noventa. Algunos ya llegan con hijos o por primera vez, motivados por esta mezcla: comida rápida saludable que les permite sentirse bien y tener un buen sabor. Sus creadores están felices con el regreso y más porque ya han sido invitados a estar presentes, con su comida, en conciertos como el de Karol G y otros eventos de la ciudad. A diferencia del pasado, esperan quedarse en esta oportunidad. Para crear más empleos y llenar el ambiente de “good vibes” o la llamada buena energía que mencionan en sus locales y que invitan a disfrutar.