Obras del Museo Ed.358/ Pájaro sobre una columna

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Las obras del Museo de Antioquia… una visita guiada
 
  Pájaro sobre una columna (Ed. 358)
Textos de Carlos Arturo Fernández, profesor de Artes de la Universidad de Antioquia y miembro del Consejo de Curaduría del Museo de Antioquia, para Vivir en El Poblado.
Botero indicaba que la idea de esta columna la surgió de la imagen de la cola de una sirena griega vista en un museo
 
En la obra de Fernando Botero es evidente el proceso que va de las pinturas a la escultura. De hecho, en la ordenación de sus obras, querida por el artista en el Museo de Antioquia, el visitante encuentra la sala de esculturas en medio de espacios dedicados a la pintura y percibe la relación que existe entre estas dos formas del arte de Botero. De esta manera, podemos descubrir en sus bronces los volúmenes, la monumentalidad y la alegría de la percepción que busca en sus cuadros.
Pájaro sobre una columna es una escultura en bronce, de 220 centímetros de altura, con una base de 91 por 91 centímetros. Realizada en 1976, es una de las primeras esculturas de Botero, y también una de las más extrañas, por la unión de dos elementos tan distintos: el pajarito y la brillante columna que parece un espejo.
Tradicionalmente, las esculturas, en especial los monumentos públicos, fueron ubicadas sobre pedestales que tenían la función de exaltar la figura y ubicarla en un espacio ideal, separado del mundo cotidiano, desde donde impone su fuerza al observador. Un buen pedestal destaca la escultura, no la oculta ni se roba la atención.
Lo que ocurre en esta obra de Fernando Botero es todo lo contrario. Pero no porque la columna sea un pedestal inadecuado sino porque, en realidad, no es un pedestal. No fue pensada para elevar el pajarito. Quizá, mejor, éste sirve solo como contraste para centrar toda la atención en la forma espiral ascendente que, mucho más que una simple columna, es el elemento fundamental de la obra.
Como siempre, sería posible discutir el punto de partida. Botero mismo indicaba que la idea de esta columna la surgió de la imagen de la cola de una sirena griega vista en un museo. Pero también se podrían recordar las columnas salomónicas con su cuerpo en espiral y, sobre todo, la reducción a formas esenciales en la escultura de Brancusi, para afirmar, finalmente, que este es el más abstracto de los trabajos de Botero. Pero todo eso pasa a segundo plano ante el disfrute de la obra.
Quizá más que cualquier otra creación de Botero, Pájaro sobre una columna invita al goce de la percepción. Se hacen innecesarias las especulaciones teóricas. Aquí todo es un libre juego de formas y reflejos, una incitación a mirar y tocar que, a diferencia de los cuadros, en esta escultura se puede hacer efectiva. Y lo sabe bien el personal del Museo que debe limpiar las huellas que permanentemente dejan las manos de niños y adultos que no pueden resistir la tentación de ese placer.
 
 
 
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