Además de que hay retrasos en la aplicación de pruebas, también hay demoras en la entrega de resultados. Alta demanda es la respuesta.
A Daniel Jaramillo le hicieron la prueba PCR para COVID-19 el pasado sábado 18 de julio. A su apartamento ubicado en el barrio Castropol llegó un funcionario de la Secretaría de Salud de Medellín y al terminar, le dijo que los resultados le llegarían a su correo electrónico.
Daniel hizo parte del cerco epidemiológico de una persona que recibió su diagnóstico el domingo 4 de julio. El martes 6 de julio se construyó ese cerco y como viven juntos, Daniel tenía que hacerse la prueba. Registraron el teléfono y quedaron de llamar dos o tres días después, es decir, entre el 9 y el 10 de julio.
La llamada para agendar la prueba tuvo lugar el 15 de julio. Y, aunque quedaron de pasar entre el jueves 16 y el viernes 17 de julio. Finalmente, llegaron el sábado 18.
El 24 de julio aún no había llegado el resultado. “Yo estudio y hasta que no me entreguen los resultados no puedo entrar”, dice Daniel, quien no ha presentado ningún síntoma, a pesar de la convivencia. La persona con la que vive fue dada de alta el pasado 12 de julio, eso quiere decir que de recibir una respuesta positiva, ya Daniel tampoco tendría el virus.
“Uno se cuida, no sale y cuida a los demás, pero no saber el resultado después de tanto tiempo es una incertidumbre, además, de ser positivo, ya no habría sentido en hacer aislamiento”, explica.
“Por la gran demanda que estamos teniendo de pruebas, debido también a que se superó la capacidad que tenemos para PCR, se han presentado retrasos en la entrega de los resultados”, explicó el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, en un comunicado de prensa.
Es por eso que a partir de la última semana de julio, Colombia tiene una nueva prueba diagnóstica para la COVID-19. “Consiste en la prueba de antígenos, la cual detecta directamente las proteínas del virus. Dentro de las validaciones en la especificidad, es decir, la similitud que existe entre la capacidad diagnóstica y la capacidad de la prueba de antígenos que estamos evaluando frente a la PCR, está muy por encima del 90%”, dijo el ministro Ruiz Gómez.
Estas pruebas presentan una alta validez y además tienen la ventaja de que son pruebas que toman menos tiempo para la lectura y el reporte. Es decir, mientras en PCR se habla de días, en antígenos se habla de horas para la entrega de resultados. Esto se debe a que estas nuevas pruebas no requieren reactivos.
En la actualidad se tiene disponibilidad de 100.000 pruebas, pero en el corto plazo se podría tener un millón. Adicionalmente, en costos frente a las PCR, son más económicas en casi un 50%.
El Ministerio está trabajando en la revisión de pruebas con el fin de mejorar procesos. También se está planteando la posibilidad de incrementar la capacidad de producción que, aunque se llegó a 97 laboratorios, este crecimiento no ha sido homogéneo en el país para tener una mayor capacidad en el componente de extracción de las pruebas de PCR.