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Nora Hinestroza
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Su niño fue el impulso, pensaba que la mamá le debía durar y cree que el poder de la mente y su actitud positiva fueron determinantes para su recuperación.
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No dejó de trabajar y nunca mostró debilidad ante sus conocidos durante su proceso de recuperación. Sus compañeros de trabajo la admiran por su empeño y positivismo con el que afrontó su padecimiento, de la mano de sus amistades, familia y su pequeño hijo de 11 años.
Esta ingeniera de sistemas que es gerente de un prestigioso restaurante de la ciudad, vive en el oriente antioqueño y desde finales de 2007, cuando fue operada, permanece en control permanente con medicamentos, algo normal aunque su diagnóstico inicial había sido benigno. Hoy, recuperada y al frente de su empresa como siempre, agradece a sus amigas, empleados y a todas las personas que tuvo a su alrededor, y asegura que no sabía que la querían tanto por el amor y apoyo que le demostraron. Su familia también estuvo presente, pero fue su hijo el principal motivo para que Nora luchara día a día; siempre la acompañó a sus citas, la cuidó en la convalecencia y con mucha fe y amor trató de proteger a su mamá a pesar de su corta edad. No todas las mujeres corren la suerte de descubrir la enfermedad a tiempo, por eso recomienda realizarse el autoexamen porque es algo que le puede ocurrir a cualquiera y, ante un eventual descubrimiento, la energía positiva y la disposición mental serán definitivos para superar una de las difíciles pruebas de la vida. Después de unos meses ya no es igual, haber pasado por esto le enseñó a tomarse la vida con más calma, como ella dice: “fue un frenón para ver que las cosas que me mortificaban eran insignificantes”. Ahora quiere ser un testimonio que muestre que se puede salir de la enfermedad y que invita a las mujeres sanas a cuidarse siempre. |
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