Noemí Sanín Compartir en familia como derecho fundamental. Sus primeros recuerdos, junto a sus 14 hermanos, se remiten al aporte de ese microcosmos que significó crecer en los bellos terrenos del hogar de Jaime Sanín Echeverry y Noemí Posada, en el barrio Lleras.
Él, prominente escritor y ella educadora consagrada a su familia. La madre misma enseñó a leer y escribir a sus hijos en las primeras etapas. “Era una vida divertida, nunca faltó nada pero tampoco sobró nada”. En todas su intervenciones la excanciller en Londres y Madrid y exministra de Comunicaciones, expresa esa vieja enseñanza en la casa de sus padres: “lo que te hace feliz no cuesta un solo peso: respetar, el valor de la verdad, la solidaridad, inspirar confianza, la ética”. Estudió el resto de su primaria en María Auxiliadora en Medellín, mientras elaboraba y vendía cometas y globos para elevar en las navidades. Eran otros tiempos, otros recorridos. Cuando tenía 13 años partió hacia Bogotá. Allí conoció a su mentor, Joaquín Vallejo; se casó; tuvo a su hija; y empezó su trabajó por los pospenados (para que consiguieran el reencuentro con sus familias). Esa fue su manera de recordar la suya, de advertir que ese era un derecho que no podía faltar en la vida de un ser humano, ese primer momento que enseña el valor de compartir con quienes más queremos. Fue retratada por Carlos Tobón en 2009.