Fiesta porque como explica su director, Juan Diego Mejía, se instala en el espacio público, en la naturaleza del Jardín Botánico y en una ciudadela callejera para leer, comprar, escuchar, debatir, reflexionar, inspirarse.
Hay lanzamiento de libros, charlas, conciertos, exposiciones, 2.400 talleres, hay una ciudad invitada, Medellín, la de España, que hasta nos compartirá su gastronomía.
La Fiesta tiene, además, una actividad que merece todos los reflectores, por su significado, porque descentraliza, por el público que convoca. Es Adopta un autor, el encuentro de escritores con el público.
Que cada vez leemos menos o que los formatos han cambiado, pero seguimos leyendo (usted en este momento lo está haciendo, mire qué bien), es un debate de nunca cerrar. Al margen de la disparidad de criterios, Adopta un autor está dejando cosecha en los estudiantes de instituciones públicas y privadas.
Estos meses los estudiantes de los colegios elegidos han venido leyendo y conociendo a los autores y esta semana llegará el momento mágico en las aulas: entrevistas, conversatorios, teatro montado por los niños con los personajes creados por los autores, son el resultado. Laura Restrepo en 2013 visitó Villa del Socorro y en su nueva novela Pecado plasma esta experiencia con los niños. Este año esperan a Mempo Giardinelli, Marcela Velásquez Guiral, Yolanda Reyes, Wells Tower, Azriel Bibliowicz, Nahum Montt, Alberto Salcedo Ramos, también a Juan Manuel Roca, quien se encontrará con adultos en la cárcel Bellavista. La cita es con 84 escritores.
Niños, señalados como “solo digitales”, atados a la televisión y las tabletas o a las prácticas físicas, cada una sí que necesaria para su desarrollo, con manejo adecuado en proporción y oportunidad, ahora, por gracia de la Fiesta del Libro se mueven entre letras, mundos y autores. Ganan ellos, sus colegios y sus familias, ganan los autores, queda la huella para la ciudad.