Cuando creemos que encontramos una solución a un problema latente y empezamos a imaginarnos su desarrollo, dos preguntas importantes se vuelven protagonistas para las organizaciones: ¿cuál es el retorno financiero? ¿Cuál es el retorno estratégico? Ambas, son muy importantes, ya que una gran parte de las innovaciones corporativas fracasan.
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Algunas fuentes hablan de 75 % otras de hasta 95 % de probabilidad de fracaso en el lanzamiento de nuevos productos. Y es por esto, que las empresas deben seleccionar muy bien que caminos desean recorrer, ya que las decisiones a la hora de innovar no pueden ser netamente financieras, o por el contrario, netamente estratégicas.
El debate:
Nos vemos constantemente en la necesidad de tomar decisiones en cuanto a seguir explorando una innovación o hacerla a un lado. Estas decisiones las debemos tomar teniendo en cuenta la data, las cifras, y los resultados esperados entre otros. Pero, también, teniendo en cuenta el feeling, experiencias pasadas, las emociones y la intuición. En el camino nos encontraremos con el debate constante entre la rentabilidad de un proyecto, el retorno de la inversión, y el tiempo de recuperación y, por otro lado, lo estratégico, la pasión, la necesidad de cambiar al mundo y de “morirnos de éxito”, con algo que jamás se había imaginado lograr.
¿Pero, cuál es el mejor camino? Creo que las organizaciones, así sean maduras o no en su proceso de transformación o gestión de la innovación, deben tener en cuenta:
- Primero un norte claro sobre el cual se puedan construir los objetivos de la organización para innovar, para transformarse y saber muy bien cuál es el retorno estratégico que se busca alcanzar.
- Segundo, las organizaciones deben conocer su límite de tolerancia al riesgo frente a proyectos que pueden tener alta incertidumbre financiera.
- Tercero, establecer el presupuesto de inversión y de retorno esperado para que los equipos puedan sortear sus apuestas y tener un portafolio diverso que apunte al cumplimiento de ese presupuesto.
- Cuarto y último, las organizaciones deben tener presente que el camino hacia la transformación es largo, y si bien puede haber mangos bajitos en el camino, la constancia es muy importante y es probable que los resultados grandes emerjan en el mediano y largo plazo.
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Las discusiones sobre la inversión en innovación deben ser a su vez financieras y estratégicas, y se requiere equilibrio y armonía entre ambos temas, sobre todo en un mundo empresarial que se encuentra en constante evolución. Reconocer la importancia de ambos elementos y abordarlos de manera integral es fundamental para el éxito de cualquier organización.
Es indispensable que los líderes empresariales comprendan que se requiere un enfoque holístico al hablar de inversión en innovación en su camino hacia la transformación y establecer un norte claro, evaluar adecuadamente el riesgo, asignar recursos de manera estratégica y mantener una visión a largo plazo.