El encuentro entre dos géneros musicales caracterizó la agenda musical del mes anterior. La música sacra y la música del mundo sumaron esfuerzos para rendir un simbólico homenaje a la diversidad.
La “música del mundo” o World Music, por su nombre e inglés, comprende un “género musical” originado en las intenciones de la industria por mediatizar las expresiones folclóricas. Sus manifestaciones musicales, las cuales comprenden hoy un sinnúmero de autores, obras y geografías, retumbaron en la ciudad con dos importantes ejemplos representativos.
La programación de la Primavera Musical, auspiciada por la universidad Eafit, se inauguró este año con la presentación del grupo Maliense-Argelino Tinariwen. Su trayectoria de más de treinta años, sus nominaciones y aclamadas giras por el mundo, respaldaron su acogidísima presentación del 14 de marzo. El concierto, que agotó boletería días antes de la función, transportó al público a los más alejados rincones del mundo sonoro africano.
De la misma manera, la impresionante fadista portuguesa Susana Travassos, anfitriona del concierto ofrecido en la universidad Eafit el 29 de marzo, llenó el teatro para demostrar, una vez más, el poder de convocatoria de la música del mundo. Digna representante de la tradición fundada por figuras míticas como Mariza o Amália Rodrigues, su interpretación íntima y nostálgica sobrecogió el corazón de todos los asistentes.
La orquesta Filarmónica llevó a cabo su anunciada presentación con el violonchelista Santiago Cañón. Dos obras de Tchaikovsky interpretadas con una masa orquestal gruesa y bien fundamentada, que afirma mejor las versiones del romántico, sucedieron la interpretación del solista bogotano.
Cañón, cuya experiencia excede la de cualquiera de sus contemporáneos nacionales, interpretó el concierto Op. 129 de Schumann. Su versión hizo evidente una sorprendente madurez técnica y melódica, que anuncia desde ya las serias proyecciones de su exitosa carrera.
La sinfónica Eafit, en su acostumbrada presentación de Semana Santa, programó el Gloria de Francis Poulenc. La obra de una atrayente intrepidez tonal, sorprendió por la organizada logística de su montaje, en donde una fusión de los coros universitarios y particulares dirigidos por Cecilia Espinosa, se sumaron a la orquesta para dar origen a un espectáculo musical de grandes dimensiones. La solista Sandra Lorena Caicedo, con una voz ajustada a las exigencias de la obra, logró enfrentar satisfactoriamente la masa coral y orquestal.
Continuando con su firme compromiso con la formación de públicos, la sinfónica realizó una función adicional de la misma obra en la iglesia de San Joaquín, lugar en donde su música logró sumarse a un público más diverso.
La conmemoración de la Semana Mayor propició la apertura de escenarios para la música sacra. Sobresalió la presencia paisa en el Festival de Música Religiosa de Popayán, así como la actuación de las diferentes agrupaciones locales e invitadas, que participaron con éxito en la trigésimo novena versión del Festival de Música Religiosa de Marinilla.
Recuerden: muchas de las presentaciones reseñadas son de entrada gratuita o con seductores descuentos. No deje pasar la oportunidad y súmese al público que ya hace parte de esta enriquecedora experiencia.
[email protected]